Con el tiempo, uno se va poniendo más mañoso y exigente con las películas. Tantas horas sentado en el cine o frente al estreno en DVD, dan más herramientas críticas, de análisis y por último, simplemente de gusto, si uno tiene más de dos dedos de frente y también pone un poquito de su parte, dejando de ser un espectador pasivo que babea, ríe y se sorprende sólo cuando se trata de humor sucio y coprolálico, mujeres con las pechugas al aire y andanadas de supérfluos efectos especiales.
Claro que esos son elementos que tienen que estar en una que otra película. No hay duda. Pero el asunto es saber usarlos. Y, por lo menos en lo que a efectos visuales se refiere, me parece que La Nave de la Muerte u Horizonte Final, cumple con aquella misión, aunque el producto final es un tanto defectuoso, pero no por ello intragable.
Parto con esta aseveración porque a pesar de ser una película de ciencia ficción y horror, el director Paul W.S. Anderson (responsable de la mediocre trilogía Resident Evil y que rechazó dirigir X-Men por hacerse cargo de esta cinta) aún sabía en aquella época, manejarse con escaso presupuesto y en torno a una docena de actores, escenarios tenebrosos, una que otra explosión y contadas tomas del espacio exterior, siendo capaz de construir con esos elementos una trama creíble, muy tétrica por momentos y hasta provoca un par de correctos sobresaltos. Y todo eso, sin abusar de la tecnología para crear monumentales bodrios que intentan resolver severas carencias en el guión con espectaculares secuencias creadas en computador. Claro, la película costó 60 millones de dólares, pero para qué estamos con cosas: esa cifra, en Gringolandia, es un chiste para una película de ciencia ficción...
Para los que no la han visto, la historia es esta: En el año 2040, el doctor William Weir (Sam Neill) crea una nave llamada Event Horizon (nombre de un fenómeno espacio temporal que debería darse en el límite de los hoyos negros y en donde el tiempo parece detenerse infinitamente). Esta máquina es capaz de viajar de un punto a otro del espacio en un santiamén gracias a un complejo engranaje que provoca la antimateria necesaria para conseguir una especie de salto espacio temporal. La nave parte a Neptuno, desde cuya órbita realizará un viaje de prueba, pero simplemente desaparece sin dejar rastro. Siete años después, la Event Horizon envía una señal de auxilio. Ha regresado al mismo punto desde donde desapareció. Los tripulantes de la nave de rescate Lewis & Clarke, comandados por el Capitán Miller (Laurence Fishburne) van de pasadita a buscar al doctor Weir y en seguida, parten a Neptuno para confirmar el estado de la Event Horizon y si es posible, asegurar su regreso a la Tierra.
Luego de un accidentado abordaje, los tripulantes de la Lewis & Clarke caen pronto en cuenta que algo anda muy mal y que es muy probable que la nave haya viajado no sólo en el tiempo y el espacio, si no que a otra dimensión de horrores inimaginables. Paralelamente, cada uno de los tripulantes comenzará a sufrir serios trastornos y a enfrentarse a sus propios miedos...
En base a esta sencilla sencilla idea, Anderson y compañía, contando con el apoyo y credibilidad de buenos actores, construyen una historia que se hace atrapante la mayor parte del tiempo, a pesar de algunos momentos débiles y bostezables. Claro, porque algunas de las tramas secundarias no son tan potentes como para encajar con la horrorosa historia principal presentada, ni con los espantosos escenarios de la Event Horizon que poco a poco, agarra protagonismo y una detestable personalidad. Y es por ahí que algo falla en esta cinta que, si bien es inferior en calidad a otras similares, aún así logra entretener por un buen rato.
Ojo con el reparto, que cuenta con nombres bastante conocidos. También con la banda sonora, encabezada por Prodigy y Orbital. Ojo también con las secuencias que se desarrollan en la sala de comando en torno al visionado de algunos asquerosos videos y en la enfermería. Con algunos guiños en forma y contenido a Solaris, Alien, 2001, Esfera y Hellraiser, La Nave de la Muerte es un híbrido interesante y degustable por cualquier fanático del sci fi y del terror, siempre y cuando no se le exija demasiado...
LA PELICULA
La Nave de la Muerte
(Event Horizon)
1997
97 minutos
Dirigió Paul W.S. Anderson
Escribió Philip Eisner
Produjeron Jeremy Bolt, Lawrence Gordon y Lloyd Levin
Fotografía de Adrian Biddle
Editó Martin Hunter
Música de Michael Kamen
Actuaron Sam Neill, Laurence Fishburne, Kathleen Quinlan, Joely Richardson, Richard T. Jones, Jason Isaacs, Sean Pertwee, Jack Noseworthy y un montón de extras cubiertos en llagas y sangre...
1 comentario:
lo mejor es sam neil son ojos totalmente poseido!!!
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