1.20.2009

TARDES EN EL REX: Delito en la Playa del Vicio (1977)


Esta es un clásico del cine Z. No hubiese podido verla y aprender de esta película si en Antofagasta, así como en cada ciudad de Chile, no hubiese existido una sala de cine como la del Rex. Es que se los juro, me acuerdo de esta película y todavía me parece un logro casi olímpico el haberla visto y aún retenerla en la memoria.

Su director, Hubert Frank, jamás será recordado. De hecho, no existe una sola biografía de este personaje en internet, aunque se nota por los pocos datos disponibles, que siempre se dedicó a hacer películas de baja estofa, consagradas al desnudo gratuito y carentes de roda originalidad. Información de la película, poca. Apenas algunas menciones en ciertos blogs (como este) que se dedican a rescatar lo más freak y oscuro del cine. Delito en la Playa del Vicio es una de esas extrañas bellezas feas, una película execrable, con un guión malísimo, actuaciones horrendas, fotografía de principiantes, cero dirección, muchos desnudos… Una perfecta película Z de esas que da gusto ver en una sala de cine chanta, un jueves por la tarde, entre 2001 y algún western setentero.

Porque de repente, a eso íbamos al Rex, simplemente a ver minas en pelota y Delito... tiene de sobra. Conocida también como El Ángel y las Bestias o Triángulo de Lujuria, narra (?) la historia de Susan (Patricia Adriani), una chica bastante casquivana que es amante de Tom, un tipo con pinta de gángster italiano con tisis que corre el riego de ser asesinado por su esposa si continúa con el adulterio. Un paseo en avioneta casi termina en catástrofe, lo que obliga a Susan a tirarse en paracaídas a una isla que parece desierta, pero que es habitada por un montón de motoqueros con pinta de pandilleros que cazan a Susan y la convierten en un juguete sexual. Y si ahí la historia ya era confusa, de aquí en adelante se convierte en una sucesión de encuentros sexuales algo violentos, mientras no sabemos qué diablos pensaba Tom realmente ni porque uno de los pandilleros se engancha de Susan ni porque ella, a pesar de toda la violencia y sumisión en que vive, de todas maneras parece disfrutarlo.

Mala, mala, mala… Por donde se la mire. Pero es un clásico. Es de la época aquella en que ver una pechuga era suficiente para masturbarse. Aquella era en que las minas no se hacían cortes ridículos en el vello púbico ni tenían que usar silicona para verse bellas. Esa época en que los cines también servían como nidos de palomas y podías ver los guarenes corriendo frente a la pantalla; esos años nostálgicos en los que salías picado por una docena de pulgas de la sala que podía derrumbarse sobre tu cabeza en cualquier momento, mientras disfrutabas de un rotativo triple por 500 pesos. Esa época en cada película podía convertirse en un clásico, incluso Delito en la Playa del Vicio, una cinta que todos aquellos que se quejan por la explotación femenina deberían tener como caballito de batalla si lograran encontrarla aunque sea en VHS porque es tan mala y cutre que hasta los más fanáticos del cine en sus más deleznables expresiones la han borrado de su disco duro. Insisto, es un film que no posee un guión, plagado de malas actuaciones, sin ningún sentido medianamente perceptible, pero aún así, un gran y maravilloso recuerdo de aquellas tardes en el Rex, cuando todo era sorprendente y novedoso, cuando no importaba el sonido tarriento de parlantes decadentes ni ver las quemadas de cigarro en la cinta antes de acabar el rollo que, por cierto, a veces demoraba minutos en ser repuesto por el carrete siguiente…

Buenos tiempo aquellos… Irrecuperables por lo demás. Pura nostalgia concentrada en la pésima seguidilla de desastres que Delito en la Playa del Vicio, una de esas películas que ni siquiera se han vendido al cable, que valdría la pena sepultar y olvidar, pero que con el tiempo se ha convertido, por lo menos para mí, en un nostálgico paradigma de los buenos tiempo del cine, aquellos en que incluso en los afiches subidos de tono, las partes íntimas de los actores eran cubiertas por nada hábiles manos de pintores que dibujaban calzoncillos, tangas y sostenes de colores chillones…

LA PELICULA
Delito en la Playa del Vicio
(Teufelscamp Der Verlorenen Frauen)
1977
82 minutos
Dirigió Hubert Frank
Produjeron José Maesso y Dieter Rauh
Escribieron Hubert Frank y José Maesso
Música de Gerhard Heinz y Adolfo Waitzman
Fotografía de Paco Joan

Actuaron Patricia Adriani, Bárbara Rey, José Antonio Ceinos, Miguel Ángel Godó, Eric Wedekind, José Luis Alexandre, Florentino Alonso, Brigitte Stein, Alexander Alleson, Andrés Santana y un montón de tipos y tipas semidesnudos…

1.19.2009

Los Crímenes de Oxford (2008)… Un buen experimento… pero fallido...


Cuando la película terminó, Cindy y yo nos quedamos mirando sin saber muy bien qué decir, pero ambos, con un gusto muy amargo en el paladar. A ella no le gustó. Yo esperaba más… mucho más. Es que es Álex de la Iglesia, un ícono del cine B, maestro y creador de algunas de las cintas más originales y alucinantes de las últimas décadas. Y cuando un director de esa calaña se pega un tropezón, el fanático promedio lo odia, aunque el tropezón no sea tan grande ni grave.

No es una mala película. Tiene nervio, tiene ritmo, algo le queda del humor negro clásico de de la Iglesia, algo tiene de misterio y algunas secuencias muy atractivas. El problema es el desenlace, es tanta acumulación de pistas y posibles sospechosos en las que el guión se entrampa, en un intento por homenajear el cine negro de los 50 y los clásicos Agatha Christie. Algo hay en los actores que no convence. Quizás si Santiago Segura o Álex Angulo hubieran tenido una breve aparición, todo se hubiera hecho más familiar e identificable. Porque con esta película a de la Iglesia le pasa lo que a los jugadores que se identifican por mucho tiempo con la misma camiseta y después se cambian de equipo. Juegan mal, no mojan la sudadera, se ponen fomes… Algo así como el “síndrome Barticcioto”, aunque en este caso ese desafío se traduce en un film más bien frío, tosco, plagado de lugares comunes y lleno de discutibles sorpresas que buscan hacerlo impredecible hasta llegar a un desenlace que se desmorona en soluciones un tanto sencillas y que tienen poco que ver con la poderosa hipótesis original que se plantea al inicio de la película y patentada por Wittgenstein: ¿Podemos conocer la verdad?.

Martin (Elijah Wood, desabrido como siempre) es un joven estudiante gringo que llega a Oxford con el objeto de conseguir que el profesor Arthur Seldom (John Hurt, brillante como siempre) guíe su tesis. Aloja en la casona de la Señora Eagleton (Anna Massey) y su hija Beth (Julie Cox), una cellista que desde un comienzo luce como sospechosa. Más adelante, conocerá a Lorna (Leonor Waitling), una enfermera bastante calentona y a su compañero de estudios, un ruso de apellido Podorov (Burn Gorman), un tipo que por su aspecto también parece sospechoso… de lo que sea, pero sospechoso. En la trama, todos saben más de lo que pretenden, y se van descubriendo retazos de pecados pasados que comienzan a surgir luego de la misteriosa muerte de la Señora Eagleton. Martin y Seldom son quienes descubren el cadáver y comienzan una investigación que tiene muchos elementos de matemática, lógica y filosofía, debido a que el asesino vuelve a atacar, dejando mensajes que tienen mucho de estos elementos y las discusiones en torno a los crímenes que comienzan a sucederse, terminan por convertirse en pequeños tratados acerca de la comprobación de la verdad.

Es aquí que el guión se pierde. No he leído la novela en que se basó la historia, escrita por el argentino Guillermo Martínez y que en Internet tiene muy buenas críticas, pero lamentablemente, me da la impresión que la película se convirtió en una versión menor y más desprolija de El Código Da Vinci (Ron Howard, 2006) aunque son dos cintas con marcadas diferencias. Mientras la película de Howard estaba basada en un superventas y apostó por la persecución policial, de la Iglesia se queda a medio camino entre la observación intelectual (brillante en filmes como El Nombre de la Rosa, 1986, de Jean Jacques Annaud), la investigación policial, elementos clásicos del cine negro y el thriller. Y aunque sus casi dos horas de duración no resultan aburridas, la dispersión de sus elementos, que se hace consistente con el paso de los minutos, es la que desinfla el desenlace que por lo demás, es tan rebuscado y a la vez sencillo, que no deja satisfecho a nadie.

Me duele por de la Iglesia, uno de mis directores y guionistas preferidos. Pero en fin, nadie es perfecto. Quizás lo único positivo es que fracaso de esta cinta conmine al viejo Álex a volver a sus raíces y deleitarnos con lo que sabe hacer, uno de aquellos filmes extremos, oscuros, llenos de humor negro y personajes extravagantes… elementos que en Los Crímenes de Oxford no están por ninguna parte…

LA PELICULA
Los Crímenes de Oxford
(The Oxford Murders)
2008
110 minutos
Dirigió Álex de la Iglesia
Produjeron Mariela Besuievski, Gerardo Herrero y Álex de la Iglesia
Escribieron Jorge Guerricaecheverría y Álex de la Iglesia
Editaron Alejandro Lázaro y Cristina Pastor
Música de Roque Baños
Fotografía de Kilo de la Rica
Actuaron Elijah Word, John Hurt, Leonor Watling, Julie Cox, Anna Massey, Jim Carter, Dominique Pinon, Burn Gorman, Alex Cox y varios secundarios ingleses muy flemáticos…

Cuando los Dinosaurios Gobernaban la Tierra X


Deep Purple – Made in Japan (1978)

Como diría mi compadre Muñoz Cazaux, “sandía calá”… Sí, es cierto, Made in Japan de Deep Purple es el disco en vivo más vendido de la historia y quizás uno de los cinco mejores registros en concierto de la historia de rock. Pero hay que comentarlo, hay que homenajearlo, hay que recordarlo y volver a escucharlo una y otra vez, porque siendo sincero, todos los elogios y reconocimientos habidos y por haber, se los tiene bien merecidos y son pocos los álbumes (de cualquier calaña existente) que pueden congregar tal cantidad de opiniones positivas, sin mucha discusión.

Es que las presentaciones de Deep Purple con su formación más exitosa, grabadas en los conciertos realizados en Osaka (15 y 16 de agosto de 1972) y Tokio (17 de agosto de 1972), poseen un nivel técnico que poquísimas bandas han alcanzado. La fuerza interpretativa de la banda es realmente impresionante y cada improvisación resulta un deleite que otorga mayor calidad a los temas que se incluyeron la original edición doble de la gira por el país del sol naciente.

No es de extrañar de todas maneras. Aunque la primera alineación de DP había cosechado algunos éxitos, no fue si no hasta la llegada del vocalista Ian Gillan y del bajista Roger Glover que la banda despegó finalmente, concretando el sonido hard-prog que la hizo tan característica hasta mediados de los 70. Y es de los discos In Rock (1970), Fireball (1971) y Machine Head (1972) que se extrajeron la mayoría de los temas de este álbum lleno de riffs pesados, excelentes bases de bajo, endemoniados ritmos en la batería, el poderoso sonido del Hammond y el mejor registro de la apabullante voz de Ian Gillan.

No hay que ser fanático del rock para deleitarse con este álbum. Si bien es un disco pesado de comienzo a fin (o sea, parte con un himno del rock pesado como Highway Star), el talento de sus músicos y las deliciosas secciones instrumentales pueden apreciadas y disfrutadas por cualquier melómano. El festín continúa con Chile in Time, una pieza en la que las atmósferas del Hammond de Jon Lord son una delicia y prosigue con el clásico y pesadísimo Smoke on the Water. The Mule cierra el disco uno de la versión en vinilo, otra pieza clásica, cargada de poderosos riffs, obra y gracia del maestro Blackmore. Nada que decir de Strange Kind of Woman, una de las canciones que, en lo personal, está entre las diez mejores compuestas por la banda y que en vivo se convierte en una locomotora desbocada, al igual que Lazy, con su pegajoso riff de guitarra. Space Truckin’ da brillante cierre al álbum, una pieza asombrosa, llena de detalles, totalmente heavy pero al mismo tiempo melódica y prog.

Uno queda con gusto a poco aunque se trata de casi una hora y media de música. Algo saca el empacho el disco extra incluido en la edición de celebración de los 25 años, pero aún así, dan ganas e seguir y seguir y seguir con Deep Puple en los oídos por mucho tiempo más. Claro que fue una lástima que los conflictos internos de la banda terminaran con la partida de Gillan y Glover en 1973, después de la edición de Who Do We Think We Are. La llegada de David Coverdale (después fundador de Whitesnake) y Glenn Hughes le daría a los fanáticos dos discos de excelente calidad (Burn y Stormbringer) hasta el final de esta primera etapa en la carrera de DP, que concluiría luego de la edición de Come On Taste de Band con Tommy Bolin en sus líneas, talentoso músico que fallecería a corta edad, en 1976, víctima de una sobredosis.

La tradicional alineación de DP volvería a las pistas en 1984 y aunque ya nada era lo mismo, de todas maneras el sonido y la pasión Purple se sentía en cada una de las pistas de Perfect Strangers y The House of thje Blue Light (1987). Nuevos discos y nuevos cambios en la alineación, otra vez producidos por el a veces intratable carácter de Ritchie Blackmore, dejarían como resultado el engrandecimiento de la leyenda DP, álbumes de irregular calidad, giras que incluso trajeron a la banda a Chile (caída de torre de sonido y heridos varios de por medio) y un hasta ahora, último disco de sorprendente calidad, Rapture of the Deep, nuevo capítulo de la historia de una de las bandas legendarias del rock que como uno de sus muchos legados, nos ha dejado el aún incomparable, inflamante, infartante y apoteósico Made in Japan, sin dudas, uno de los mejores discos en vivo de todos los tiempos…

EL DISCO
1.- Highway Star (6:50)
2.- Child in Time (12:24)
3.- Smoke on the Water (7:31)
4.- The Mule (9:49)
5.- Strange Kind of Woman (9:35)
6.- Lazy (10:50)
7.- Space Truckin’ (19:41)

En la versión remasterizada de 1998, se agregaron los registros de Black Night (6:17), Speed King (7:25) y Lucille (8:03)

LA BANDA
Ritchie Blackmore / guitarra
Ian Gillan / voces, armónica, percusiones incidentales
Roger Glover / bajo
Jon Lord / Hammond, teclados, piano eléctrico
Ian Paice / batería, percuciones

DATOS DE CD
EMI / Purple TPSP 351
Warner Bros.

1.14.2009

LAS PELICULAS QUE OLVIDAMOS: Equilibrium (2002)


Otras distopía perturbadora

Luego del estreno de Matrix, salió una chorrada de películas que decían tener los mismos o mejores efectos que la cinta de los hermanos Wachosky. No me parece muy buena publicidad promocionarse comparándose con otra cinta, más encima si esta ha sido un bombazo de taquilla. La cuestión es que entre esa majamama de cintas de escaso valor y fácilmente desechables, apareció Equilibrium.

Nadie la pescó mucho. También se promocionó refiriéndose a Matrix. Con ese antecedente, era lógico que no iba a prender mucho y me parece que ni aún a seis años de su estreno es muy cotizada, aunque tiene como estrella al actual Batman, Christian Bale en el rol del Clérigo John Preston. Nada. Ni aún así es mucha la gente que la ha visto lo ha pescado, siendo que a pesar de los obvios paralelos con Matrix, es quizás una de las cintas más rescatables del género híbrido que mezcla sci fi con acrobacias sobrehumanas, cableado invisible, patadas, combos y balazos.

Pero las secuencias de acción no son lo más rescatable de Equilibrium. Más llama la atención la tremenda mezcolanza de referencias a 1984 de Orwell, Un Mundo Feliz de Huxley y Fahrenheit 451 de Bradbury, generando un guión que si bien no es original, es sencillo y sale bien parado, por lo menos para justificar los enfrentamientos que envuelven al Clérigo Preston.

Pero vamos a la historia. Luego de la Tercera Guerra Mundial, las cabezas pensantes se dan cuenta que la única forma de evitar otra catástrofe es suprimir las emociones humanas que son las que llevan a la gente a exacerbar las pasiones. Es así que toda la humanidad termina sometida al Prozium, una poderosa droga supresora que evita que las personas tengan emociones. Esta sociedad distópica es gobernada por el Padre (Sean Pertwee) y un directorio que mantienen férreo control a través de contante y enfermiza propaganda sobre la sociedad. Sin embargo, como siempre, hay un grupo disidente que se conoce como los “Subterráneos”, quienes se niegan a tomar la droga y viven prófugos en las profundidades de Libria, la ciudad donde se desarrolla la acción. El aquí donde entran los Clérigos del Tetragrámaton, oficiales encargados de perseguir, apresar y hasta asesinar a todos aquellos disidentes y a cualquier persona que se atreva a tener un rastro de sentimientos. Preston es el más bacán de todos, pero dos hechos lo hacen cambiar: la muerte de su esposa y la decisión de uno de sus compañeros de no tomar el Prozium. Preston comienza a sentir y así, a contactarse con la resistencia hasta tomar la decisión de acabar con el orden social imperante, sin saber que es sólo un peón en una inmensa maraña de mentiras que concluirán en un medianamente predecible final.

Su director destaca más como guionista. Algunas de las obras de su autoría como escritor son Ultraviolet (2006) de la que además fue director y que no deja de tener similitudes con Equilibrium; El Recluta (2003) y Esfera (1998). Así es que no espera mucho del guión, pero si de la foto y las coreografías. Están bastante buenas, sobre todo si se tiene en consideración que las acrobacias están hechas en base al Gun Kata, técnica que permite a sus practicantes adivinar el movimiento de sus contrincantes para saber dónde estarán, y así disparar sus armas sin mirar su objetivo. La técnica también permite a quien practica esta técnica adivinar la dirección que tomarán las balas dependiendo de la posición de quien dispara y así, evitar los tiros. Por supuesto, todo esto en el plano de la teoría, pero se muy bien y bonito en las coreografías, en especial la del mismo Wimmer en los créditos iniciales de la película.

En suma, entretenida. No más que eso. Sí, opacada por el síndrome Matrix, pero muy interesante de ver un domingo en la tarde o en un aburrido trasnoche de fin de semana. No se encontrarán con ninguna sorpresa, pero de seguro pasarán un buen rato…

LA PELICULA
Equilibrium
(Equilibrium)
2002
107 minutos
Dirigió y escribió Kurt Wimmer
Produjeron Jan de Bont y Lucas Foster
Editaron Tom Rolf y William Yeh
Música de Klaus Badelt
Fotografía de Dion BeebeActuaron Christian Bale, Emily Watson, Taye Diggs, Sean Bean, Angus McFayden, Christian Kahrmann, John Keogh, Sean Pertwee, William Fichtner y un lote de giles con cascos oscuros...

1.12.2009

Empire Records (1995)… Aunque usted no lo crea, hay películas adolescentes dignas…


Verano. Flojera. No muy buenas películas ni en el cine ni en el cable. De vez en cuando, un trasnoche más o menos entretenido. En una de esas, te topas con películas que te traen recuerdos de tiempos mejores. Y una de esas es Empire Records.

Con el paso del tiempo, esta humilde película para adolescentes rockeros, se convirtió en un film de culto, a tal punto de tener una edición especial con casi veinte minutos que quedaron fuera del film originalmente estrenado en 1995, fecha en la que no mucha gente le dio pelota.

Empire Records no es una gran película, aunque no por eso deja de ser interesante. Basada en algunas de las experiencias de Carol Heikkinen (su guionista) como dependiente de una de las sucursales de Tower Records, demoró bastante tiempo en despertar el interés de algún productor. Su director, Allan Moyle, es un tipo más bien dedicado al cine independiente y a los documentales relativos al tema musical. Sus dos mayores éxitos de taquilla podrían ser Times Square (1980), que no alcanzó a terminar totalmente al ser despedido por el productor, y otra de adolescentes pero mucho más mamona, Suban el Volumen (1990) con John Cusack. Empire Records, va por el mismo lado, es una película destinada a jóvenes un tanto rockeros, que retrata un complicado día en una tienda musical independiente, que está a punto de ser vendida a una cadena comercial que la convertirá, bueno, ya saben, en una más de consumo masivo y pop. Lucas (Rory Cochrane) toma la recaudación del día anterior con la intención de apostar y multiplicar el dinero para así, evitar la venta, pero lo pierde. Es así que al día siguiente, en el que se desarrolla la acción, Joe (Anthony La Paglia) le ordena recuperar lo perdido, mientras de muy mala gana se prepara para el “Día de Rex Manning”, pues recibirán la visita de este cantante (que bien podría ser una parodia del líder de T-Rex, Tommy Bolan) que resulta ser un tipo ególatra, despectivo y autocomplaciente. La única persona emocionada con la visita es Corey (Liv Tyler) una joven con algunos problemas de bulimia y baja autoestima que espera perder la virginidad con Manning, mientras AJ (Johnny Withworth), busca la manera de declararle su amor. Paralelo a eso, se desarrolla la trama del posible suicidio de Deb, una joven entre punkie y gótica, bastante ácida y amargada, que terminará fingiendo su propio funeral para comprobar si realmente vale la pena vivir. A eso se agrega la irrupción de un ladronzuelo menor de edad que se hace llamar Warren Beatty (Brendan Sexton III) y múltiples situaciones cómicas a cargo de Mark (Ethan Embry), otro de los dispares dependientes de esta tienda que, sin embargo, es capaz de unirlos a todos en torno a un objetivo común: salvarse de la venta.

Ya lo dije. No es una gran película, pero si tiene un tremendo atractivo en base a las características de sus personajes que se convierten en deliciosos retratos de la juventud de comienzo de los 90 y eso es suficiente para explicar el apego que los fans tienen por este film menor, pero aún así entrañable y con algunas secuencias muy interesantes, como la discusión entre Corey y Gina, en la que ambas se acusan mutuamente entre lágrimas y gritos para terminar, otra vez, de los más amiguis luego del desahogo. Y ya que hablamos de estas dos chicas, es un hecho que este film fue el que proyectó sus carreras artísticas, convirtiéndolas en estrellas internacionales, protagonistas de películas taquilleras y ganadoras de premios. Y aunque no llegaron al nivel de Tyler y Zellweger, otros actores de la cinta también proyectaron sus imágenes gracias a esta cinta, como Ethan Embry, Robin Tunney y Rory Cochrane.

Una película menor, pero con muchas gracias, llena de nostalgia, bien interpretada, con una banda sonora más que decente (y en la que destacan Toad The Wet Sprocket, Edwin Collins, Better Tha Ezra, The Cranberries y Gin Blossoms, entre otros) y cargada de recuerdos de una época que para muchos puede haber sido mejor, por lo menos, musicalmente hablando. No me encuentro dentro de ese lote, pero sí debo reconocer que es una de las películas con las que me quedo pegado en el cable, no sólo por lo ágil y divertido de su guión, si no que también por la banda sonora y porque, mal que mal, Liv Tyler se ve tan dulce y angelical que es imposible cambiar el canal, esperando que aparezca de nuevo en pantalla…

LA PELICULA
Empire Records
(Empire Records)
1995
90 minutos
Dirigió Allan Moyle
Escribió Carol Heikkinen
Produjeron Tony Ludwig, Arnon Milchan, Michael G. Nathanson y Alan Riche
Editó Michael Chandler
Música de Mitchell Leib
Fotografía de Walt Lloyd

Actuaron Anthony La Paglia, Rory Cochrane, Liv Tyler, Renee Zellweger, Debi Mazar, Maxwell Cauldfield, Robin Tunney, Ethan Embry, Brendan Sexton III, Johnny Withworth, Coyote Shivers y Tobey Maguire, claro que su papel fue eliminado de la edición final…