Apenas
supe que Seth MacFarlane estaba haciendo un largometraje, me dio algo de miedo.
Y cómo no. Uno que ha seguido su carrera desde la primera temporada de Padre de Familia, que sufrió cuando la
sacaron del aire, que se emocionó cuando regresó a la pantalla chica y que
disfruta del plagio que hizo de sí mismo con American Dad y con el spin off Cleaveland
Show, no podía sino esta preocupado porque no es lo mismo sostener ese
particular, negro, desfachatado y abrasador humor por media hora que por más de
una hora y media.
Pero
MacFarlane, el “don” de la comedia por estos años, no defraudó. Junto a dos de
sus socios en TV, Alec Sulkin y Wellesley Wild, logró armar un guión sencillo
pero muy entretenido y ágil, que se sostiene en andanadas rápidas y constantes
de humor más verbal que físico, muy inteligente en algunos momentos,
coprolálico en otros, y hasta absurdo e irreverente en varios de los momentos
más desternillantes de la historia de John Bennett (Mark Wahlberg), quien siendo
niño pide tener como mejor amigo y para siempre, a su oso de peluche, Ted (voz
de MacFarlane). Su deseo se cumple, pero el cuento de hadas de su infancia, con
el paso de los años, se ha convertido en un lugar común que lo mantiene
estancado en un trabajo poco exigente, pero con una novia espectacular a su
lado, la bellísima Lori (Mila Kunis)... Y bueno, Ted aún es un ocho de peluche
que apenas se encumbra a 60 centímetros
del suelo, pero que carga ya más de dos décadas de vida en las que se ha
convertido en un afelpado adulto lleno de vicios, humor displicente y sumamente
despreocupado. Y si bien Lori está muy enamorada de John, ha llegado un momento
en sus vidas en que el pasado debe ser dejado de lado para poder enfrentar juntos
el futuro y para Lori, ese futuro, no incluye a Ted...
No me
gusta como actúa Wahlberg, pero debo reconocer que da en el tono justo en este
film, haciendo creíble no sólo su personaje, sino que también su relación con
Ted. Cargado de tics ochenteros y noventeros, junto al oso protagonizan un par
de secuencias inolvidables, entre ellas, el momento en que conocen a Sam Jones,
el protagonista de la película Flash Gordon de la cual ambos son fanáticos, en
una fiestoca de antología. Mila Kunis no lo hace nada de mal, siendo
protagonista también de un par de momentos jocosos, mismos que van armando una
seguidilla de secuencias llenas de detalles, en los que incluso, MacFarlane se
ríe de si mismo y de sus personajes de televisión, además de burlarse de los judíos,
negros, blancos, homosexuales, las tiendas de descuento, las grandes cadenas
comerciales, la iglesia, el fútbol americano, la televisión y un largo
etcétera, porque como bien sabemos sus seguidores, Seth y sus chicos no dejan
títere con cabeza.
No me
cabe duda que es la mejor comedia del 2012, no tanto por su originalidad, sino
que porque MacFarlane y los suyos demuestran que la probada fórmula de sus
series de TV sirve para la pantalla grande aplicando algunos sorpresivos giros
y en especial, porque por la cantidad de gente que fue a ver la peli (la más
taquillera de Universal este año y hasta la fecha), creo que son muchos más los
fanáticos del bizarro humor de MacFarlane de lo que pensaba y eso espero que
permita que podamos ver sus “obras de arte” por muchos años en las pantallas
chicas y grandes...
Larga
vida a Seth...
Ted
106
minutos
Dirigió Franco
Copari
Escribieron
Seth MacFarlane, Alec Sulkin y Wellesley Wild
Fotografía
de Michael Barrett
Editó Jeff
Freeman
Música de Lucas
Scenna (aunque la banda sonora incluye a Norah Jones, Hootie & The
Blowfish, Queen y el inefable Walter Murphy)
Actuaron
Mark Wahlberg, Mila Kunis, Seth MacFarlane (voz), Giovanni Ribisi, Jessica
Barth, Jessica Stroup, Joel McHale, Patrick Warburton y ojo, porque aparece una
buena cantidad de conocidos haciendo de sí mismos...
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