Recuerdo
una época más gloriosa en el mundillo de las películas del subgénero de las
tuercas y los motores. Por ahí me viene a la mente Calles de Fuego (1984), también la jocosa Cannonball (1981) y hasta las apocalípticas máquinas que nos heredó
la siempre notable Mad Max (1979)...
Llámenme nostálgico, pero la verdad es que Rápido
y Furioso no tiene ningún elemento que me permita ver alguna de sus
secuencias por más de tres minutos y menos, de sus secuelas.
No puedo
negar que es un film hecho a medida y de total gusto de los fanáticos del
tunning, porque más allá de su escasa trama, es un constante desfile de autos
enchulados y secuelas de acción en donde lo único que destaca es el cuerpo y la
mirada despectiva de Michelle Rodríguez, que aunque muy marimacha, todavía
provoca escalofríos con cada aparición. Lo demás, es una trama simple a más no
poder que sirve como excusa para un despliegue visual bien hecho, pero
sumamente absurdo y aburrido: un joven policía llamado Brian O’Conner (Chris
Walker) tiene como misión sumergirse en el mundo de Dominic Toretto (Vin
Diesel, que sirve de gancho para que muchas féminas soporten la película), un
ladrón profesional que participa de carreras ilegales a la vez que junto a un
grupo de corredores bandidos, se dedica a los robos en carreteras y autopistas.
Con esa sencilla premisa,
se desencadena una serie de competencias y persecuciones sin sentido, con un
final más que predecible, en un film que sirvió de excusa para poner de moda el
tuneo de vehículos... No sé ustedes, pero yo soy enchapado a la antigua, así es
que creo que un auto no es más que medio de transporte y no una discoteque, al
igual que los teléfonos sirven para hacer y recibir llamadas y nada más... Ahí,
les aguanto cualquier crítica, porque en gustos no hay nada escrito, pero de
ahí a comparar Rápido y Furioso con
aquella gloriosa película de acción llamada Punto de Quiebre, hay un trecho largo, insalvable e imperdonable
para quienes osen comparar ambas cintas.
RyF no es más
que un producto en serie sin sabor, ni contenido, destinado a un público
específico en esta y todos sus otros capítulos; un bodrio que en ocasiones más
parece una larga secuencia del juego Need
for Speed más que un film, plagado de frases cliché, actitudes machistas y "actrices" de adorno; un desperdicio de dinero que si bien es un gran
distractor para el público ahíto de acción descerebrada, no es más que una suma
de lo más selecto de lo pero del cine gringo reunido en 90 minutos de
incoherencias que no suman ningún aporte al vapuleado séptimo arte del gran
hermano del norte que cada vez, parece dar más pasos para atrás que para
adelante al menos en cuanto a la gran industria de Los Ángeles se refiere... Eso, sin contar con una externalidad negativa al menos en Chilito: la aparición de centenares de "rápidos y jugosos" que malamente inspirados en la película han enchulado sus autitos de formas bastante tercermundistas... Horror de horrores...
The
Fast and The Furious
Dirigió
Rob Cohen
Escribieron
(?) David
Ayer, Eric Bergquist y Gary Scott Thompson
Fotografía
de Ericson Core
Editó
Peter Honess
Música
de BT
Actuaron
Mitsubishi Eclipse, Mazda RX-7, Nissan Skyline, Honda S2000, Volkswagen Jetta y
algunos humanos como Vin Diesel, Chris Walker, Michelle Rodríguez, Jordana
Brewster, Chad Lindberg y Johnny Strong...
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