La ópera inconclusa de Michael Mann
Esta película si es una rareza, uno de esos filmes regulares o menos que eso, pero que con el tiempo toman un valor y una fuerza enorme, al punto de convertirse en piezas de culto… Quizás es así sólo porque el director es Michael Mann, el mismo tipo que creo Miami Vice o que logró reunir a Al Pacino y Robert De Niro en una misma escena. Sólo así se explica que La Fortaleza tenga tantos adeptos y seguidores fieles. No muchos, pero muy ortodoxos y comprometidos tanto con el film como con el historial de Mann como realizador.
A ojos cerrados, puedo decir que es una de las películas menores de este director que también nos ha brindado obras magistrales como Manhunter (1986), Heat (1995), Ali (2001) o Last of the Mohicans (1992), el mismo que comenzó escribiendo guiones para Starsky & Hutch, que dirigió una chorrera de películas y series de TV y que se consagró con la crítica y el público con The Insider (1999), protagonizada por Pacino y Russell Crowe, cuando nadie creía que el australiano fuese buen actor… En fin, su segundo intento como largometrajista, luego de la medianamente exitosa Thief (1981) fue The Keep o La Fortaleza (la verdad, en todos los países de Latinoamérica le dieron un nombre diferente) que no tuve la oportunidad de ver en su época, pero que en los primeros años del cable, era de exhibición segura promediando las 2 o 3 de la mañana.
La historia comienza con un grupo de soldados nazis en retirada que llegan a un pueblo casi abandonado en las montañas de Rumania. Ahí se encuentran con una misteriosa ciudadela en la que vive un temible demonio llamado Molasar, que es liberado por dos pelados en busca de algún tesoro que robar. Otras muertes ocurren entre medio, hasta que el Padre Fonescu (Robert Prosky) convence a los alemanes de solicitar ayuda al anciano Profesor Cuza (Ian McKellen) y su hija Eva (Alberta Watson). Más hechos extraños, frases enigmáticas y el enfrentamiento entre el Capitán Woerman (Jürgen Prochnow) y el oficial de la SS Kaempffer (Gabriel Byrne) ocurren hasta que aparece un misterioso personaje llamado Glaeken Trismegistus (Scott Glenn) que suponemos, será el tipo que terminará con los nazis malos y el demonio, volviendo a poner a los Cuza en orden luego que éstos cedieran a las tentaciones del misterioso, pétreo y silencioso Molasar.
Estoy muy de acuerdo con las críticas que apuntan hacia un guión débil y mal construido. Sin embargo, cabe recordar que de las tres horas y media de film que tenía Mann originalmente, la Paramount redujo el metraje a menos de la mitad, lo que por supuesto, es una burla. Sin embargo, lo más rescatable es el tratamiento visual del film que, con escenas bastante gore, se desenvuelve entre sombras y tinieblas, con algunos efectos de iluminación un tanto deslucidos para esta época, pero aún efectivos y atractivos. De todas maneras, ya se puede apreciar en este film el gusto de Mann por las secuencias bien planificadas y explicativas, por los diálogos justos y necesarios, por aquel sostenido placer doloroso de excavar en la suciedad del alma humana, por descubrir nuevos recursos dramáticos en base a elementos simples como la música, la edición y la construcción milimétrica de escenas que hasta en sus más mínimos detalles, signifiquen algo para el espectador.
De todas formas, es un film que hará agua el paladar de los fanáticos del cine B, con mucha neblina, frases para el bronce, mezcla indiscriminada de géneros (desde el bélico al suspenso y el terror) y un enfrentamiento final de aquellos que te paran los pelos… de todas partes del cuerpo.
Insisto, no una de las mejores de Michael Mann, pero sí una de las más raras, alucinógenas, extrañas y desconcertantes creadas por su talento. Algo leí por ahí acerca de una nueva edición en DVD de este film, con el ya famoso logo de “corte del director”. Ojalá así sea, porque cuando un film queda cojo porque le quitan dos horas de metraje, creo que vale la pena verlo completo para comprobar que realmente era una mierda o bien, si nos perdimos una verdadera obra maestra.
Mención a parte merece la música del film, hecha por Tangerine Dream, una de mis bandas favoritas y ciertamente inspiradores y pioneros en la creación de la música electrónica. La banda, liderada por Edgar Froese, se formó a fines de los 60 y desde esa época han sido catalogados como kraut, electrónicos y hasta new age. A mí me parece que los TD no caben en ningún concepto, aunque por ahí pueden tener influencias de todo. Sus composiciones, mayoritariamente, son de largo aliento, sin vocales, basadas en la constante progresión de secuenciadores que sirven como base a los arreglos, solos e intervenciones sucesivas que van generando notables atmósferas que llevan al auditor de un lado al otro del planeta y del universo.
Tangerine Dream produjo álbumes notables en los 70, su época más fructífera, de mano de la alineación más estable y quizás, la más creativa y rupturista, formada además de Froese por Christopher Franke y Peter Baumann. Aunque el grupo ha seguido produciendo (la suma total de sus obras es superior a 100), la verdad es que la calidad de sus obras en esa época es insuperable y en ella destacan los discos Phaedra (1974), Ricochet (1975), Stratosfear (1976), Force Majeure (1979) y Tangram (1980). Es quizás la genialidad de estas obras la que convocó a realizadores a llamarlos para aportar con la banda sonora completa o con partes de ella para diversas películas. No es una mala elección. Tangerine Dream posee un sonido único, pulsante, ambientalmente oscuro y sobrecogedor que va bien con una gran cantidad de películas… y es aquí donde vuelvo a The Keep, pues la banda sonora, formada por tres piezas de estos chicos alemanes, es de una exquisitez redonda y casi perfecta. Así también destacan sus aportes a The Park is Mine (1984), Canyon Dreams (1987), Legend (1985), Three O’Clock High (1987) y la notable Great Wall of China (1999).
Ya, perdí el hilo... Partí hablando de una película regular y terminé hablando de una tremenda banda sonora… Así son las cosas con The Keep, esta rareza freak del cine que, a pesar de sus puntos bajos, es totalmente recomendable para todos los fanáticos de buenas dosis de sangre, películas de guerra, el suspenso y los personajes tránsfugos…
LA PELICULA
La Fortaleza
(The Keep)
1983
96 minutos
Dirigió Michael Mann
Produjo Glen Kirkwood y Howard W. Koch
Guión de Michael Mann basado en la novela homónima de F. Paul Wilson
Editó Dov Hoenig
Música de Tangerine Dream
Fotografía de Alex Thompson
Actuaron Scott Glenn, Alberta Watson, Jürgen Prochnow, Gabriel Byrne, Ian McKellen, Robert Prosky y varios tipos haciendo de soldados nazis o guerrilleros rumanos...
Esta película si es una rareza, uno de esos filmes regulares o menos que eso, pero que con el tiempo toman un valor y una fuerza enorme, al punto de convertirse en piezas de culto… Quizás es así sólo porque el director es Michael Mann, el mismo tipo que creo Miami Vice o que logró reunir a Al Pacino y Robert De Niro en una misma escena. Sólo así se explica que La Fortaleza tenga tantos adeptos y seguidores fieles. No muchos, pero muy ortodoxos y comprometidos tanto con el film como con el historial de Mann como realizador.
A ojos cerrados, puedo decir que es una de las películas menores de este director que también nos ha brindado obras magistrales como Manhunter (1986), Heat (1995), Ali (2001) o Last of the Mohicans (1992), el mismo que comenzó escribiendo guiones para Starsky & Hutch, que dirigió una chorrera de películas y series de TV y que se consagró con la crítica y el público con The Insider (1999), protagonizada por Pacino y Russell Crowe, cuando nadie creía que el australiano fuese buen actor… En fin, su segundo intento como largometrajista, luego de la medianamente exitosa Thief (1981) fue The Keep o La Fortaleza (la verdad, en todos los países de Latinoamérica le dieron un nombre diferente) que no tuve la oportunidad de ver en su época, pero que en los primeros años del cable, era de exhibición segura promediando las 2 o 3 de la mañana.
La historia comienza con un grupo de soldados nazis en retirada que llegan a un pueblo casi abandonado en las montañas de Rumania. Ahí se encuentran con una misteriosa ciudadela en la que vive un temible demonio llamado Molasar, que es liberado por dos pelados en busca de algún tesoro que robar. Otras muertes ocurren entre medio, hasta que el Padre Fonescu (Robert Prosky) convence a los alemanes de solicitar ayuda al anciano Profesor Cuza (Ian McKellen) y su hija Eva (Alberta Watson). Más hechos extraños, frases enigmáticas y el enfrentamiento entre el Capitán Woerman (Jürgen Prochnow) y el oficial de la SS Kaempffer (Gabriel Byrne) ocurren hasta que aparece un misterioso personaje llamado Glaeken Trismegistus (Scott Glenn) que suponemos, será el tipo que terminará con los nazis malos y el demonio, volviendo a poner a los Cuza en orden luego que éstos cedieran a las tentaciones del misterioso, pétreo y silencioso Molasar.
Estoy muy de acuerdo con las críticas que apuntan hacia un guión débil y mal construido. Sin embargo, cabe recordar que de las tres horas y media de film que tenía Mann originalmente, la Paramount redujo el metraje a menos de la mitad, lo que por supuesto, es una burla. Sin embargo, lo más rescatable es el tratamiento visual del film que, con escenas bastante gore, se desenvuelve entre sombras y tinieblas, con algunos efectos de iluminación un tanto deslucidos para esta época, pero aún efectivos y atractivos. De todas maneras, ya se puede apreciar en este film el gusto de Mann por las secuencias bien planificadas y explicativas, por los diálogos justos y necesarios, por aquel sostenido placer doloroso de excavar en la suciedad del alma humana, por descubrir nuevos recursos dramáticos en base a elementos simples como la música, la edición y la construcción milimétrica de escenas que hasta en sus más mínimos detalles, signifiquen algo para el espectador.
De todas formas, es un film que hará agua el paladar de los fanáticos del cine B, con mucha neblina, frases para el bronce, mezcla indiscriminada de géneros (desde el bélico al suspenso y el terror) y un enfrentamiento final de aquellos que te paran los pelos… de todas partes del cuerpo.
Insisto, no una de las mejores de Michael Mann, pero sí una de las más raras, alucinógenas, extrañas y desconcertantes creadas por su talento. Algo leí por ahí acerca de una nueva edición en DVD de este film, con el ya famoso logo de “corte del director”. Ojalá así sea, porque cuando un film queda cojo porque le quitan dos horas de metraje, creo que vale la pena verlo completo para comprobar que realmente era una mierda o bien, si nos perdimos una verdadera obra maestra.
Mención a parte merece la música del film, hecha por Tangerine Dream, una de mis bandas favoritas y ciertamente inspiradores y pioneros en la creación de la música electrónica. La banda, liderada por Edgar Froese, se formó a fines de los 60 y desde esa época han sido catalogados como kraut, electrónicos y hasta new age. A mí me parece que los TD no caben en ningún concepto, aunque por ahí pueden tener influencias de todo. Sus composiciones, mayoritariamente, son de largo aliento, sin vocales, basadas en la constante progresión de secuenciadores que sirven como base a los arreglos, solos e intervenciones sucesivas que van generando notables atmósferas que llevan al auditor de un lado al otro del planeta y del universo.
Tangerine Dream produjo álbumes notables en los 70, su época más fructífera, de mano de la alineación más estable y quizás, la más creativa y rupturista, formada además de Froese por Christopher Franke y Peter Baumann. Aunque el grupo ha seguido produciendo (la suma total de sus obras es superior a 100), la verdad es que la calidad de sus obras en esa época es insuperable y en ella destacan los discos Phaedra (1974), Ricochet (1975), Stratosfear (1976), Force Majeure (1979) y Tangram (1980). Es quizás la genialidad de estas obras la que convocó a realizadores a llamarlos para aportar con la banda sonora completa o con partes de ella para diversas películas. No es una mala elección. Tangerine Dream posee un sonido único, pulsante, ambientalmente oscuro y sobrecogedor que va bien con una gran cantidad de películas… y es aquí donde vuelvo a The Keep, pues la banda sonora, formada por tres piezas de estos chicos alemanes, es de una exquisitez redonda y casi perfecta. Así también destacan sus aportes a The Park is Mine (1984), Canyon Dreams (1987), Legend (1985), Three O’Clock High (1987) y la notable Great Wall of China (1999).
Ya, perdí el hilo... Partí hablando de una película regular y terminé hablando de una tremenda banda sonora… Así son las cosas con The Keep, esta rareza freak del cine que, a pesar de sus puntos bajos, es totalmente recomendable para todos los fanáticos de buenas dosis de sangre, películas de guerra, el suspenso y los personajes tránsfugos…
LA PELICULA
La Fortaleza
(The Keep)
1983
96 minutos
Dirigió Michael Mann
Produjo Glen Kirkwood y Howard W. Koch
Guión de Michael Mann basado en la novela homónima de F. Paul Wilson
Editó Dov Hoenig
Música de Tangerine Dream
Fotografía de Alex Thompson
Actuaron Scott Glenn, Alberta Watson, Jürgen Prochnow, Gabriel Byrne, Ian McKellen, Robert Prosky y varios tipos haciendo de soldados nazis o guerrilleros rumanos...
1 comentario:
la película es filete!!!
la vi como rareza ene l cable hace unos años..
la banda sonora si que es buena
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