Koyaanisqatsi: Ko.yaa.nis.qatsi (del lenguaje Hopi): 1. Vida enloquecida 2. Vida en confusión 3. Vida en desintegración 4. Vida desequilibrada 5. Estado de la vida que clama por una nueva forma de vivir.
Cuando escuché la banda sonora de Koyaanisqatsi, quedé en un estado de descompensación mental y física que aún recuerdo con bastante claridad. Su autor es Philip Glass, un tipo que hace música minimalista, escasa en notas, escalas y armonías, pero que en base a la repetición de elementos y la concatenación de ideas logra poderosos efectos en quien está escuchando sus discos. La cosa es que hace varios años este disco llegó a mis manos y quedé fascinado, preguntándome qué clase de descabellada película podría tener una banda sonora tan maravillosa, inspirada, titánicamente épica y hasta catártica.
Entonces, hace un par de años, me encontré con una sorpresa en el canal del cable MGM. A eso de las cinco de la tarde, un día domingo, iban a transmitir Koyaanisqatsi, así como si nada, como quien programa una de las pelis de Indiana Jones o un bodrio de Disney. Para esa fecha ya tenía cierto conocimiento de lo que muchos críticos y cinéfilos llaman “películas no verbales”, una serie de cortos y largos documentales que no utilizan diálogos ni voces en off (o las usan en cantidades mínimas), si no sólo imágenes, música y audio ambiente para dar a conocer sus ideas y declaraciones de principios, casi siempre relacionadas con el medio ambiente y la locura bestial del mundo en que vivimos. Había visto la obra cumbre del género, Baraka (Ron Fricke, 1992), y un extraño experimento en la misma línea dirigido por Werner Herzog, Lecciones de la Oscuridad (1992). La cuestión es que me interesaba ver Koyaanisqatsi porque todas las fuentes decían que esta peli era la madre del cordero, además de ser la primera de la trilogía Qatsi que su director, Godfrey Reggio, concluyó el año 2002 con Naqoyqatsi.
Entonces, junto a una cerveza y mis cigarrillos me senté frente a la pantalla del tele, dispuesto a disfrutar de esta peli realizada en 1982 por un tipo que pasó la mitad de su vida en el seminario, con la severa idea de convertirse en cura, y que cambió el camino divino por una cámara de cine para hacer documentales “no verbales” y unirse a diversas causas políticas progresistas en Estados Unidos. Con bastantes recursos para la época, Reggio se lanzó en la épica aventura de construir una historia en la que muestra detallada y poéticamente las facetas negativas del mundo actual a través de contrastes entre mágicos paisajes (que por supuesto recuerdan el territorio en donde vivían los indios Hopi, cuyas profecías son inspiración de estas pelis), el urbanismo exacerbado de los gringos, la tecnología que nos esclaviza y aquella vana intención del ser humano de “conquistar” el espacio, dejar atrás el basurero para ir en busca de un nuevo patio trasero.
Cada secuencia de la película está delimitada por la banda sonora de Glass, por extraordinarios planos en especial naturales y por alucinantes secuencias ralentadas o en cámara rápida que denotan aún más la locura del mundo en que vivimos. Para muestra, un botón, el trailer de Koyaanisqatsi que al final terminó siendo producida por Francis Ford Coppola y siendo considerada una película de culto y una de las mejores en el género documental medioambientalista.
No es necesario, pero sí recomendable ver las otras dos pelis de la trilogía, así como también la alucinante Baraka (que ya comentaré), dirigida por quien fue camarógrafo y co-guionista de Reggio, el señor Ron Fricke. Obviamente también es recomendable ver otras de esta misma onda, en especial Genesis, de Claude Nuridsany y Marié Pérennou (2004) los mismos creadores de la aclamada Microscosmos. Pero, por lo menos desde mi punto de vista, Koyaanisqatsi tiene la magia de ser la pionera (aunque me quedo con El Hombre de la Cámara de Dziga Vertov -1929- como la madre de esta onda), la más poética, la más poderosa en cuanto al valor de las imágenes y la pionera, en una época en que el tema del medioambiente recién era conversación de unos pocos adelantados y que Reggio, a través de su particular visión, logró poner en celuloide y así, en la memoria del público.
Realmente, imperdible...
Datos del CD
Antilles 422-814042
Nonesuch 79506-2
Cuando escuché la banda sonora de Koyaanisqatsi, quedé en un estado de descompensación mental y física que aún recuerdo con bastante claridad. Su autor es Philip Glass, un tipo que hace música minimalista, escasa en notas, escalas y armonías, pero que en base a la repetición de elementos y la concatenación de ideas logra poderosos efectos en quien está escuchando sus discos. La cosa es que hace varios años este disco llegó a mis manos y quedé fascinado, preguntándome qué clase de descabellada película podría tener una banda sonora tan maravillosa, inspirada, titánicamente épica y hasta catártica.
Entonces, hace un par de años, me encontré con una sorpresa en el canal del cable MGM. A eso de las cinco de la tarde, un día domingo, iban a transmitir Koyaanisqatsi, así como si nada, como quien programa una de las pelis de Indiana Jones o un bodrio de Disney. Para esa fecha ya tenía cierto conocimiento de lo que muchos críticos y cinéfilos llaman “películas no verbales”, una serie de cortos y largos documentales que no utilizan diálogos ni voces en off (o las usan en cantidades mínimas), si no sólo imágenes, música y audio ambiente para dar a conocer sus ideas y declaraciones de principios, casi siempre relacionadas con el medio ambiente y la locura bestial del mundo en que vivimos. Había visto la obra cumbre del género, Baraka (Ron Fricke, 1992), y un extraño experimento en la misma línea dirigido por Werner Herzog, Lecciones de la Oscuridad (1992). La cuestión es que me interesaba ver Koyaanisqatsi porque todas las fuentes decían que esta peli era la madre del cordero, además de ser la primera de la trilogía Qatsi que su director, Godfrey Reggio, concluyó el año 2002 con Naqoyqatsi.
Entonces, junto a una cerveza y mis cigarrillos me senté frente a la pantalla del tele, dispuesto a disfrutar de esta peli realizada en 1982 por un tipo que pasó la mitad de su vida en el seminario, con la severa idea de convertirse en cura, y que cambió el camino divino por una cámara de cine para hacer documentales “no verbales” y unirse a diversas causas políticas progresistas en Estados Unidos. Con bastantes recursos para la época, Reggio se lanzó en la épica aventura de construir una historia en la que muestra detallada y poéticamente las facetas negativas del mundo actual a través de contrastes entre mágicos paisajes (que por supuesto recuerdan el territorio en donde vivían los indios Hopi, cuyas profecías son inspiración de estas pelis), el urbanismo exacerbado de los gringos, la tecnología que nos esclaviza y aquella vana intención del ser humano de “conquistar” el espacio, dejar atrás el basurero para ir en busca de un nuevo patio trasero.
Cada secuencia de la película está delimitada por la banda sonora de Glass, por extraordinarios planos en especial naturales y por alucinantes secuencias ralentadas o en cámara rápida que denotan aún más la locura del mundo en que vivimos. Para muestra, un botón, el trailer de Koyaanisqatsi que al final terminó siendo producida por Francis Ford Coppola y siendo considerada una película de culto y una de las mejores en el género documental medioambientalista.
No es necesario, pero sí recomendable ver las otras dos pelis de la trilogía, así como también la alucinante Baraka (que ya comentaré), dirigida por quien fue camarógrafo y co-guionista de Reggio, el señor Ron Fricke. Obviamente también es recomendable ver otras de esta misma onda, en especial Genesis, de Claude Nuridsany y Marié Pérennou (2004) los mismos creadores de la aclamada Microscosmos. Pero, por lo menos desde mi punto de vista, Koyaanisqatsi tiene la magia de ser la pionera (aunque me quedo con El Hombre de la Cámara de Dziga Vertov -1929- como la madre de esta onda), la más poética, la más poderosa en cuanto al valor de las imágenes y la pionera, en una época en que el tema del medioambiente recién era conversación de unos pocos adelantados y que Reggio, a través de su particular visión, logró poner en celuloide y así, en la memoria del público.
Realmente, imperdible...
*Para mayor información sobre "películas no verbales", pueden visitar www.spiritofbaraka.com
FICHA TECNICA DE LA PELICULA
Koyaanisqatsi
1982
87 minutos
Dirección: Godfrey Reggio
Producción: Godfrey Reggio
Guión: Ron Fricke, Michael Hoenig, Godfrey Reggio y Alton Walpole
Fotografía: Ron Fricke
Música: Philip Glass
Edición: Ron Fricke y Alton Walpole
FICHA TECNICA DEL DISCO
Koyaanoisqatsi – Philip Glass
1983
Lista de temas
1. Koyaanisqatsi 3:30
2. Organic 7:43
3. Vessels 8:06
4. Cloudscape 4:39
5. Resource 6:39
6. Pruit Igoe 7:53
7. The Grid 21:23
8. Prophecies 13:36
Los músicos
Voz de Koyaanisqatsi: Albert de Ruiter
Coro: The Western Wind Vocal Ensemble
Teclados: Michael Riesman
Saco, flauta, clarinete: Jack Kripl
Saxo: Jon Gibson / Richard Peck
Saxo, clarinete: Bob Mintzer
Piccolo, flauta: Tom Nyfenger
Trompetas: Lew Soloff / Charles Lewis / Lowell Hershey / Mark Gould / Allan Dean
FICHA TECNICA DE LA PELICULA
Koyaanisqatsi
1982
87 minutos
Dirección: Godfrey Reggio
Producción: Godfrey Reggio
Guión: Ron Fricke, Michael Hoenig, Godfrey Reggio y Alton Walpole
Fotografía: Ron Fricke
Música: Philip Glass
Edición: Ron Fricke y Alton Walpole
FICHA TECNICA DEL DISCO
Koyaanoisqatsi – Philip Glass
1983
Lista de temas
1. Koyaanisqatsi 3:30
2. Organic 7:43
3. Vessels 8:06
4. Cloudscape 4:39
5. Resource 6:39
6. Pruit Igoe 7:53
7. The Grid 21:23
8. Prophecies 13:36
Los músicos
Voz de Koyaanisqatsi: Albert de Ruiter
Coro: The Western Wind Vocal Ensemble
Teclados: Michael Riesman
Saco, flauta, clarinete: Jack Kripl
Saxo: Jon Gibson / Richard Peck
Saxo, clarinete: Bob Mintzer
Piccolo, flauta: Tom Nyfenger
Trompetas: Lew Soloff / Charles Lewis / Lowell Hershey / Mark Gould / Allan Dean
Corno francés: Sharon Moe / Peter Gordon / Russell Rizner / Brooks Tillotson / Albert Richmond
Trombón: Bob Smith / Keith O'Quinn / George Flynn / James Pugh
Tuba: Warren Deck / Samuel Pilafian
Viola: Jill Jaffe / Sue Pray / Theodore Israel / Jean Dane
Cello: Seymour Barab / Beverley Lauridsen / Kermit Moore / Frederick Zlotkin
Bajo: John Beal / John Bongiorno.
Trombón: Bob Smith / Keith O'Quinn / George Flynn / James Pugh
Tuba: Warren Deck / Samuel Pilafian
Viola: Jill Jaffe / Sue Pray / Theodore Israel / Jean Dane
Cello: Seymour Barab / Beverley Lauridsen / Kermit Moore / Frederick Zlotkin
Bajo: John Beal / John Bongiorno.
Datos del CD
Antilles 422-814042
Nonesuch 79506-2
1 comentario:
y la célebre "Dogorá" que se dio en Antofagasta??
R
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