Ferrara se ha convertido en un director de culto con el paso de los años y a pesar de sus altibajos, la verdad es que sus obras mayores son tan contundentes que uno se olvida fácilmente de sus fiascos, que generalmente han sido aquellos en los que ha contado con más presupuesto. Cuando hace de las suyas junto a su equipo regular (donde destaca el guionista Nicholas St. John) y con pocos dólares en el bolsillo, es cuando Ferrara la rompe.
Para eso, tenemos como ejemplo la turbia The Driller Killer (1979), su debut como largometrajista. Más adaelante, asombraría al contado público que disfruta de sus obras con monumentos como Ms. 45 (1981), China Girl (1987), Bad Lieutenant (1992), The Funeral (1996), New Rose Hotel (1998) y Go Go Tales (2007), además de otras joyitas por ahí y un par de programas de televisión, incluso en colaboración con Michael Mann, siempre acopañado por algunos de sus actores fetiche (Christopher Walken, Willam Dafoe, Forest Withaker y Matthew Modine, entre otros) y tocando los temas con los que se siente más cómodo. la mafia, el juego, la venganza, el poder del dinero, la traición, la lealtad, la redención y la muerte.
El Rey de Nueva York es el mejor y más logrado ejemplo de lo que pasa por la mente de Ferrara. Hasta hoy, aún de culto y alabada por la crítica y el público que se enamoró del cine del viejo Abel. Aquí, nos encontramos con Frankie White (Christopher Walken en una performance memorable), un mafioso que viene saliendo de la cana para rehacer su vida, incluso con intenciones de dejar atrás su pasado delictual y dedicarse a la política. Entre reencuentros con sus compinches, abogados y media docena de amantes, el bueno de Frankie esboza un plan para acabar con la competencia, hacerse unos buenos morlacos y convertirse en un hombre de bien, aunque eso requiera cometer una serie de violentos y brutales crímenes, al mismo tiempo que dos policías a los que les gusta jugar fuera de la ley (David Caruso y Wesley Snipes), le siguen muy de cerca cada paso.
No voy a ahondar más en la trama que, por supuesto, es más oscuro y turbia que la mente retorcida de Spiniak. Se trata de un film atrapante, muy cercano a los parámetros de los mejores films noir de la época dorada, con personajes brillantemente interpretados, entre otros, por Laurence Fishburne y Steve Buscemi. Una puesta en escena decadente que nos devela una ciudad tan grande como grotesca, siempre mal iluminada y en donde la traición está instalada en cada esquina. Walken se muestra perfecto como un mafioso que busca la redención de una manera bastante particular, pero redención al fin y al cabo, un camino del que conocemos el final desde los primeros minutos de la cinta, pero que esperamos ocurra algo que cambie el destino nefasto de un protagonista cruel, salvaje y calculador, pero aún así entrañable. Un film mayor que no hace concesiones con la pureza del alma ni con las buenas intenciones y que despliega una serie de personajes ambiguos, llenos de rabia y codicia, en medio de una atmósfera decadente y gélidamente infernal.
De verdad, una tremeda película que todo fanático del cine debe ver en algún momento de su vida. La obra cumbre de Abel Ferrara que lamentablemente, no es conocida por muchos. Por eso los invito a conseguírsela de alguna manera y disfrutar y sufrir de una de las mejores películas de mafia que puedan encontrar y por supuesto, de una de las mejores actuaciones del gran Christopher Walken que, en la secuencia final de El Rey de Nueva York, se luce al punto de sacar lágrimas... Un manjar...
LA PELICULA
El Rey de Nueva York
(King of New York)
1990
106 minutos
Dirigió Abel Ferrara
Produjeron Augusto Caminito y Mary Kane
Escribió Nicholas St. John
Fotografía de Bojan Bazelli
Editó Anthony Redman
Música de Joe Della
Actuaron (y cómo actuaron!) Christopher Walken, Victor Argo, Janet Julian, Laurence Fishburne, Steve Buscemi, David Caruso, Wesley Snipes, Paul Calderon, Harold Perrineau, Giancarlo Esposito, Theresa Randle, entre otros...
No hay comentarios:
Publicar un comentario