Cuando Jennifer Jason Leigh era mi sex symbol…
Recordando aquellas fantásticas tardes de jueves o sábado, nuestros días preferidos para ir al cine Rex, se me vino a la memoria la gran cantidad de picadas (mordeduras, de hecho) de pulgas con que salíamos de ahí. El boletero era un tipo gordo y moreno, con cara de degenerado, que se reía con cada una de las estupideces que hacíamos dentro del cine y también, de nuestra desgracia, aunque eso no era nada comparado con las carreras de los ratones dentro de la sala ni con los gatos que se paseaban frente a la pantalla.
Recordando aquellas fantásticas tardes de jueves o sábado, nuestros días preferidos para ir al cine Rex, se me vino a la memoria la gran cantidad de picadas (mordeduras, de hecho) de pulgas con que salíamos de ahí. El boletero era un tipo gordo y moreno, con cara de degenerado, que se reía con cada una de las estupideces que hacíamos dentro del cine y también, de nuestra desgracia, aunque eso no era nada comparado con las carreras de los ratones dentro de la sala ni con los gatos que se paseaban frente a la pantalla.
El asunto es que durante uno de esos días, partimos al Rex para ver una película que prometía mucho. Se trataba de Conquista Sangrienta, una peli que aquí pasó totalmente inadvertida y que marcó el fin de la etapa fílmica de Paul Verhoeven en su país de origen, Holanda. Bueno, con esta peli fue que me enamoré de Jennifer Jason Leigh. No tenía idea de su existencia hasta este film y válgame Dios que tanto sexo, pechugas al aire y violaciones, me hicieron mirarla con ojos de degenereque por largos años.
Como lo mencioné, la mezcla es básica, como en gran parte de la filmografía de Verhoeven: sexo y violencia (tal como lo dice el título original de la peli: carne y sangre). Un grupo de mercenarios en la Italia del Renacimiento, encabezados por Hawkwood (Jack Thompson) y Martin (Rutger Hauer, el fetiche de Paul durante su primera época), son contratados por un poderoso aristócrata de nombre Arnolfini (Fernando Hilbeck) para invadir una ciudadela y así, recuperar el poder que le fue arrebatado. Pero los planes no resultan como él quiere y los mercenarios terminan tomando la ciudad para ellos. Arnolfini reúne un nuevo ejército e invade la población amurallada, desterrando nuevamente a los mercenarios que se habían acostumbrado a asesinar impunemente, violar mujeres, comer como cerdos y libar en cantidades sobrehumanas. Es entonces que Martin planea su venganza y eso involucra no sólo retomar la ciudad, sino que también continuar abusando sexualmente de la aristocrática novia del hijo de Arnolfini, aunque poco demoramos en darnos cuenta que la chiquilla, más que sufrir, realmente disfruta de todas las vejaciones sexuales a las que es sometida, llegando incluso a sentir algo de amor por Martin.
Bueno, fue aquí que me enamoré de la carita inocente y a la vez califa de JJ Leigh, de sus limones de pica y de su piel paliducha. Por supuesto que las escenas subidas de tono provocaron efectos en mí, más aún considerando que estaba lejos de la barrera de los 18 años que me permitían ver la peli, por lo que caí rendido a los pies de Jennifer, que en verdad fue mi primer gran amor en la pantalla grande, incluyendo rollos varios en los que me imaginaba abusando de ella vestido de caballero medieval… En fin, con el tiempo fui cambiando de sex symbol y de fantasías que no comentaré en este momento. Lo que sí comentaré es la interesante puesta en escena de Conquista Sangrienta, la atmósfera opresiva y nebulosa en que se mueven los personajes, la suciedad patente de una Italia recién salida del oscurantismo, muy bien reflejada en una peli que indaga en esta época en que los mitos cristianos y paganos se mezclan para constituir casi la única visión de vida, de mundo… Una época en donde imperaba la ley del más fuerte y en donde los límites de la moral, la ética y la razón eran fácilmente superados. No se puede esperar menos de Verhoeven, que con esta peli ya demuestra su talento para los filmes de acción y muy teñidos de rojo, y en donde los personajes, aunque caricaturizados, perfilan rasgos sociales sumamente patentes.
No está demás mencionar que la peli tiene escenas memorables, en especial las de sexo entra Hauer y Leigh, pero por sobre todo, la promesa de amor entre el hijo de Arnolfini y la joven aristócrata, promesa que realizan muy amorosamente a los pies de un árbol decorado por putrefactos ahorcados, único lugar donde el mito permite el crecimiento de la mandrágora, planta que les concederá el don del amor eterno… qué asco, pero qué romántico…
En fin, es una de esas películas que de todas formas vuelvo a ver cada vez que la transmiten por el cable, generalmente en el trasnoche. Es de esas que me gustan y que desatan ese instinto violento que uno tiene medio escondido. Y también, todavía, el sexual. Vale la pena darle una oportunidad y disfrutar del empeño pundonoroso de Verhoeven por derramar sangre, crear personajes bestiales y destinados a un funesto final, heroínas tan frágiles como manipuladoras y atmósferas plenas de opresión y constante desprecio por la condición humana.
FICHA TECNICA
Conquista Sangrienta (Flesh & Blood)
1985
126 minutos
Dirigió Paul Verhoeven
Escribieron Gerard Soeteman y Paul Verhoeven
Fotografía de Jan de Bont
Produjo Gijs Versluys
Música de Basil Poledouris
Actuaron Rutger Hauer, Jennifer Jason Leigh, Tom Burlinson, Ronald Lacey, Susan Tyrrell, Jack Thompson, Fernando Hilbeck y caleta de extras con pinta de matones medievales...