4.30.2009

LAS PELICULAS QUE DETESTO: Día de la Independencia (1996)


Muchas veces he reconocido ser un fanático acérrimo de la ciencia ficción. Pero tengo mis limítes. Y Día de la Independencia supera con creces la barrera de lo que creo digno y decente en una buena cinta sci fi.

Hay que reconocer que la cinta es un espectáculo visual contundente, pero eso no sirve para ocultar las múltiples deficiencias de la peli, surgida de la mente de los mismos creadores de Stargate (1994), otra cinta de ciencia ficción relativamente interesante, que conectaba al antiguo Egipto con otras razas y mundos espaciales. El problema de I.D., es lo poco creíble de su trama, que bien podría haber sido jugosa y suculenta en la cartelera de los años 50. A estas alturas, resulta casi imposible creer que una invasión extraterrestre a gran escala no fuera detectada por la poderosa maquinaria militar gringa. Pero comom la peli recién está comenzando, uno lo pasa por alto. Donde comienzas a preguntarte por qué mierda estás perdiendo tiempo, es cuando comienza a desfilar por la pantalla una docena de personajes poseedores de todos los clichés y estereotipos imaginables: un presidente blanquito y bien peinado, veterano de la Guerra del Golfo, buenazo a primera vista; un judío experto en computación que, oh, sorpresa!, descubre el plan de ataque de los extraterrestres en un pestañeo (a estas alturas, la raza superior invasora se convierte en un montón de peleles que al parecer no tienen mucha idea de tecnología); un piloto de color, buenazo también, medio héroe para sus cosas. Su pareja es una toplera redimida que carga con un crío cuya existencia da lo mismo para la trama. A ellos se suman en padre del experto en computación, que también es judío, pero muy simpático y deslenguado (quizás el único personaje salvable de la cinta, interpretado por el siempre brillante Judd Hirsch); la ex esposa del computín que ahora trabaja con el Presidente y que desde un comienzo sabemos que terminará enyugada otra vez al nerd de su ex pareja; un Ministro de Defensa turbio y promotor de las armas nucleares, ex combatiente alcohólico que busca recuperar el respeto de sus hijos... Y así, suma y sigue...

Después viene lo peor. Un espectacular y explosivo ataque a escala mundial que deja millones de muertos y algunos sobrevivientes habitando una tierra desolada y post apocalíptica. La bailarina exótica, su hijo y su perro se salvan jabonados de morir abrasados por el fuego, una onda de calor impresionante, que es capaz de levantar autos por los aires pero que (mágicamente) no le mueve un pelo a la mujer, ni a su bebé ni al perro que logra esconderse aún con la explosión mordiéndole la cola. A estas alturas, ya todo está hediondo a heroísmo gringo, vulgar, patético y sin sentido. Luego, y como era de esperarse, los pilotos sobrevivientes abordan sus aviones y se enfrentan a los aliens que están todos protegidos por campos de fuerza, lo que los hace indestructibles. Sólo el bueno de Will Smith logra derribar uno y más encima, aturdir al alien de un solo cornete en el hocico. Raro, si después descubrimos que lo que golpea es un exoesqueleto, es decir, le das a la armadura y aún así, dejas inconciente al que la lleva puesta... Último de rasca... Después, los sobrevivientes llegan al Área 51 (cómo no) donde por fin dan con la clave para eliminar las defensas extraterrestres: inyectar un virus de PC en la nave nodriza alienígena. Los escogidos para la misión son el computín judío y el piloto de color (eso sí se agradece, pues al menos no apareció Arnie, Sly o algún blondo general para salvar al mundo), mientras que el alto mando del ejército organiza un contraataque a gran escala en 24 horas y usando sólo clave morse... Risible, por decir lo menos. Uno, porque resulta increíble que a ningún otro país se le haya ocurrido usar ese medio de comunicación y otra porque... bueno, después del tremendo quilombo, armar un ataque de esa magnitud en tan poco tiempo... es una burla al espectador medianamente inteligente.

Pero lo más patético y detestable está en el discurso del Presidente Withmore (Bill Pullman) que, arengando a sus tropas, declara a los cuatro vientos que desde ese momento, el 4 de julio será considerado el día de la independencia mundial... Noooooo!!! Ahí si que todo se va definitivamente al carajo. Y más aún cuando lo vemos aborar uno de los aviones con que se realiza la secuencia de acción final... El piloto y el computín viajan al espacio en una nave alienígena capturada hace 50 años que, milagrosamente, aún se mueve, y que puede ser manejada tal como un avión después de chifladas refacciones implementadas a lo largo de cinco décadas por científicos que reconocen en la misma cinta, que no tienen idea cómo funciona realmente el aparato. Llegan a la nave nodriza e injertan el virus. La raza invasora superior, nuevamente, parece ser una porquería porque es afectada por un vulgar virus de computadora. Al parecer, a pesar de su avanzada tecnología, no manejan el concepto de antivirus. Le encajan un nuke, arrancan, vuelven a la Tierra y son testigos de la destrucción masiva de los invasores...

Tengo mis limítes. En serio. Y Día de la Independencia los sobrepasa con creces. Un mal concpeto, un mal guión, muchos efectos especiales y un resultado aburrido, atractivo visualmente, pero casi sin ningún contenido rescatable... Al parecer, al público general le gusta eso, no por nada ganó más de 300 millones de dólares y para mí, se ha convertido en el epítome y el síntoma claro del estado del cine gringo: poco guión, muchas secuencias explosivas, harto "pan y circo"... Desechable y totalmente prescinidible...

LA PELICULA
Día de la Independencia
(Independence Day)
Dirigió Roland Emmerich
Produjo Dean Devlin
Escribieron Dean Devlin y Roland Emmerich
Fotografía de Karl Walter Lindeldaub
Editó David Brenner
Música de David Arnold
Actuaron Will Smith, Jeff Goldblum, Bill Pullman, Mary McDonnell, Judd Hirsch, Robert Loggia, Randy Quaid, Vivica A. Fox y un montón de aliens con pinta de insectos…

4.28.2009

Programa Doble


LAS NIÑAS v/s EL LUCHADOR

Hace mucho tiempo atrás, tanto que ya no quiero acordarme, existían en Chile los llamados programas dobles, o incluso en algunos lados hasta programas triples...eso era en la época del cine rotativo en que uno llegaba y veía la película desde que la pilló y luego veía la colita que se había perdido al principio para entenderla bien, aunque igual uno la veía entera de nuevo. Pero llegaron las multisalas con sus palomitas con mantequilla y horarios definidos y se acabó el rotativo.
En fin, recreando esa vieja y nostálgica costumbre (en general soy un tipo muy nostálgico y romántico en el sentido de poder apreciar las pequeñas cosas que nos hacían felices...) voy a  reseñar dos películas juntitas recién salidas del horno y enfrentarlas en desigual combate.

Ayer Martes fui a la avant premiere de "Las Niñas", ópera prima de Rodrigo Marín, mismo muchacho que hace un tiempo se mandó unas declaraciones acerca de esta película que decía más o menos que esta película no estaba hecha para el público chileno porque no tenían la sensibilidad artística para entenderla y creo que tiene razón, porque como buen chileno que soy a mí la película me pareció una lata intragable, pomposa, pretenciosa y patéticamente mediocre. Si no me creen, les voy a contar toda la película; Antonia llega a la casa de Sofía que parece que está enferma de cáncer, porque nada es claro, parece que son lesbianas, parece que son amigas, parece que se quieren y parece que Sofía le miente a Antonia de su enfermedad y parece que se siguen queriendo y por suerte..parece que terminó la película.
Una trama insulsa que se sostiene en diálogos en teoría interesantes pero que no son más que manierismos autorales destinados a hacer que jueces festivaleros sacudan la cabeza y que digan "hmm, parece que el muchacho quiso decir algo acá" pero en el fondo no hay más que reiterar posturas visuales, estéticas, sociales y cinematográficas manoseadas hasta la saciedad con el fín de parecer cine de autor, como el citar libros en pantalla o la ya escena obligada de los protagonistas fumando marihuana. La película en si no genera más rechazo por que Antonia Santa María de verdad se manda una buena actuación llena de emotividad, tanto que le alcanza para prestarle un poco a Sofía Oportot, una carismática persona que más que actuar es ella misma en pantalla.
El autor no contento con latearnos con una historia con menos ritmo que una gotera, nos hace ver una película con una fotografía plana y sin gracia, matizada con un par de escenas de pelambres que poco aportan al resto de la trama, salvo sacarnos un poco de la única locación donde transcurre la "acción". En resumen, una muestra más del cine chileno actual que ha logrado hacer que el espectador se divorcie cada vez más de las salas nacionales. 
En su presentación un periodista amigo del director dijo que esta película había partido como un ejercicio del autor, a mi gusto..y a pesar de su presencia en varios festivales en calidad de muestra y un par de premios nacionales (que hacen cuestionar cada vez más el nivel de los mismos) es un ejercicio reprobado.
Lo único emocionante de haber ido a la premiere ayer fue el lamentable atropello que ocurrió frente al cine; pobre tipo, no quedó bien.

Por otro lado el domingo realicé otra nostálgica actividad de mi época de estudiante, gracias a la dinámica de los multicines, que es ir a ver una película y cambiarme de función para ver otra gratis. La beneficiaria de dicho fraude mínimo (si, lo reconozco, no soy un tipo con la moral de un santo) fue El Luchador de Darren Aronofsky. 
Una historia dura de tragar, tanto que en varias ocasiones algunas damas espectadoras hacían gestos de que lo que veían superaba su tolerancia, y no es que tenga una seguidilla de imágenes ultraviolentas o crudas (salvo un tipo corcheteándose billetes en la cara...) sino que muestra la destrucción de la dignidad humana a tal nivel que a uno no le queda más que sacudir la cabeza y de verdad rezar porque no le pase a algún conocido suyo.
La historia trata de la vida actual de un luchador de lucha libre extrema, Randy "the Ram" Robinson (El carnero, pa quien no cache mucho inglés) y sus esfuerzos por parar la olla con cierta dignidad tratando de aprovechar la escasa fama que le queda después de haber tenido un pasado glorioso en los 80´s. Es en verdad un triste canto de cisne de un hombre que entrega su cuerpo y alma a una actividad que lo ha destruído pero que él sigue amando, o sea, el que nace chicharra muere cantando. 
Hasta el más rudo de la sala de cine se emocionó cuando comienza a sonar "Sweet child o`mine" de Guns`n Roses en una de las escenas mejor construídas que he visto en mucho tiempo...de hecho bien se puede decir que toda la película no es más que el prefacio para la escena final.
Una fotografía naturalista pero no por eso descuidada, notables actuaciones de los actores principales (Marisa Tomei...guau!!) y una banda sonora cargada del hair metal ochentero, con frases notables como: "el rock de los 80 era lo mejor pero, llegó el mamón de Kurt Cobaín y lo cagó todo". Resumiendo una emotiva película que no solo nos trajo de vuelta a un buen actor como Mickey Rourke sino que emociona por la potencia de su historia.

El resultado de nuestro combate es: triunfo por paliza de El Luchador por sobre Las Niñas y solo con el esfuerzo de la cara destruída de Mickey Rourke

4.22.2009

A MÉLIÈS CON CARIÑO: Flash Gordon


La película más cara que se haya improvisado.


Título Original: Flash Gordon
Año: 1980
Director: Mike Hodges
Escrita por: Alex Raymond (creador del comic), Michael Allin y Lorenzo Semple jr.
Reparto: Sam Jones, Melody Anderson, Max Von Sydow, Topol, Ornella Mutti, Timothy Dalton y una manga de locos disfrazados en mallas.

Si yo les contara que Fellini iba a dirigir esta película de seguro me llamarían lisérgico, inmaduro o algún otro epíteto que revelase mi falta de credibilidad, pero es cierto...el director de arte de esta película había trabajado mucho con Fellini y Dino de Laurentis estuvo en algunas conversaciones que, por suerte para la carrera de Fellini, no dieron frutos. Es más, el director de esta película fue el octavo en la lista después de que los otros 7 previos renunciaran por diversos motivos, la mayoría causas directas de las técnicas matonescas y mafiosas de Dino de Laurentis y sus amigotes. La cosa es que no tengo ganas de entrar en pelambres con mi tío Dino porque en una de esas algún día trabajo con su hija que ahora está a cargo de la empresa (soñar es gratis) y prefiero hablarles de un poquito de cine pop corn para variar un poco.
Flash Gordon era primero un comic de la Golden Age, de esos que salían en los diarios a inicios del siglo XX y que después se pegó el salto a la pantalla grande como serie de matiné (Mi abuelita me contaba que ella no se perdía función de Flash Gordon en el cine Metro cuando era niña, claro que acá llegaba doblada al español ibérico como "Roldán el temerario"). Mi primer approach con Flash Gordon era una muy pulenta serie animada que daban en Pipiripao, de los mismos tipos que después hicieron He-Man y que utilizaban una técnica que después derivó en lo que los ñoños conocemos como motion capture pero que de hecho es más vieja que el hilo negro y que Walt Disney ocupó en Blanca Nieves, que era filmar actores reales y animar sobre sus movimientos... creo que me desvié un poco del tema pero bueno.
Flash era el héroe dorado por definición, el tipo perfecto, rubio, alto, de ojos azules, musculoso, educado y con un sentido de la caballerosidad y las buenas costumbres que ya lo querría el Porvenir de Chile para sus filas, representaba todo lo bueno del sueño americano y luchaba contra todo lo malo, perverso y corrupto encarnado en Ming el Despiadado, una mutación entre Fu-manchú, Hitler, Genghis Khan y otros modelos dictatoriales de la época de los 30. Flash Gordon era tan ABC1 que en el comic original era un jugador de Polo...en esta película lo pusieron mas Pop y lo transformaron en mariscal de Campo de los New York Jets y le decían Flash porque era..como el rayo.
La trama en si es demasiado pueril así que había que tenerle bastante cariño al personaje y al cine de matiné para dejar pasar todas las incongruencias físicas, teóricas y estéticas de Flash Gordon. Ming, Senador vitalicio...digo, tirano del planeta Mongo mueve su planeta (afírmate Carl Sagan) hasta las proximerías de la Tierra con la intención de jugar un poco y provocar unos cuantos cataclismos como granizo caliente, huracanes y terremotos para su divertimento. En la tierra, el doctor Hanz Zarkov, ve que los cataclismos podrían ser provocados por una entidad extraterrestre con tendencias marxista leninistas que amenaza el estilo de vida americano así que construye una nave espacial para ir a pararle el carro a dicho personaje, justo justo justo, el avión en donde viajaban Flash Gordon y la guapa periodista Dale Arden (una candorosa Melody Anderson que acompaño varias de mis fantasías infantiles..) cae en el patio de la casa de Zarkov y los invita a viajar al espacio para salvar el mundo y así luego de un trip alucinógeno más cercano a algún pasaje del submarino amarillo de los Beatles que a un viaje espacial; Flash, Dale y Zarkov llegan a Mongo en donde Ming quiere puro casarse con Dale, Aura la hija de Ming (Ornella Mutti...cosiiiita) se quiere puro comer a Flash y como Zarkov anda puro weveando, le borran la memoria y lo dejan de esclavo, luego Flash se une a los disidentes de Mongo, el principe Varin (Timothy Dalton)una especie de jefe de los Robin Hood interestelares y Zultan el príncipe de los hombres halcón..viene la batalla final, se salvan los buenos, mueren los malos y la tierra se salva. La raja no?
La pregunta del millón es..¿cuál es la gracia?. La música de Queen?, Ornella Mutti mas guapa que nunca enfundada en trajes de latex rojo y botas con taco de aguja?, Max Von Sydow demostrando que aún en papel mas insulso es un tremendo actor?. La trama pueril, los efectos especiales de mala factura? la sobrecargada dirección de arte?..para nada, cinematográficamente esta es una película de mierda, pero tiene ese olor a matiné que hecho tanto de menos... Como todos mis ávidos lectores deben saber soy un Coquimbano trasplantado a Santiago cuando niño y si bien el cine de provincia lo tengo grabado en el código genético y ha marcado mi caracter de por vida, había algo en en Santiago que es uno de mis más gratos recuerdos de infancia; el cine Huelén.
En una época compleja en mi infancia, en medio de los 80, con temporales, peloteras, protestas, cesantía al chancho y una crisis económica de verdad, no como este ataque de pánico bancario... Mi papá tenía un trabajo esclavizante en una empresa de computación que practicamente no tenía horarios y muy seguido tenía que trabajar los sábados y para no perder tiempo familiar me llevaba con él y cuando la cosa se ponía latera en la oficina (dicho sea de paso, conocí internet a mediados de los 80 en los Vax monocromáticos con base Unix) me llevaba al cine Huelen que quedaba a la vuelta de la esquina y ahí me devoraba los programas dobles de matiné, no sé por qué pero parece que no tenían mucho stock porque siempre repetian 2 o 3 películas en los programas dobles y una de esas era Flash Gordon, debo haberla visto unas 6 veces en la pantalla grande y si me gusta esta película es porque me recuerda aquella época en que uno simplemente se dejaba llevar y se entretenía, no se cuestionaba cosas, los malos eran malos por que si y los buenos eran buenos porque era lo que se tenía que hacer y uno se creía Flash Gordon o Remo Williams (por favor recuérdenme hablarles de esa película) y llegaba a la casa alucinado y soñando ser héroe.
En fin, esta película es muy buena porque me recuerda una época en que ir al cine era simplemente un momento de entretención que mi papá me brindaba cuando no podía estar conmigo, en suma, una muestra de amor.
Así que los invito a desempolvar esta viejuja película de donde sea que esté guardada... lo malo es que es una película que al igual que la abominable Superman IV no está en nigún video club, como que era tan malita que nadie quiso distribuirla en video...
Pero hay lugares en internet donde se puede descargar (algunos pagando) y saquen a su niño o niña interior y disfruten de una película solo por el placer de pasar el rato

4.13.2009

Chrysalis (2007)… El cine francés aún tiene algunas sorpresitas…


Es difícil aún para mí concebir que los franceses, tan buenos para hacer cine cabezón, metafísico y seriote, se estén poniendo las pilas y “vendiéndose” al mainstream. Claro, siempre en su particular estilo, con comedias que aunque comerciales, no dejan de ser inteligentes, filmes de acción y artes marciales como El Pacto de los Lobos (Christophe Gans, 2001) y hasta algunos experimentos de terror y ciencia ficción, siempre con el sello artístico de los galos que se caracterizan en general por historias bien contadas, guiños a sus maestros de décadas pasadas, brillantes bandas sonoras, una fotografía más que trabajada y temáticas un tanto complejas. Claro, todo esto mezclado con las enseñanzas del mercado hollywoodense que ellos toman, meten en una batidora junto a su propia historia en 35 mm. y que luego destilan para obtener resultados sorprendentes.

Chrysalis no escapa de esta nueva fórmula. Que si quieren vender o venderse o arrendarse al sistema, es cosa de ellos. Yo, en lo personal, alabo estos intentos de llegar a una mayor cantidad de público sin dejar de lado las particularidades de la propia historia, de la propia idiosincrasia. Y el señor Leclercq algo logra con su ópera prima, una cinta de ciencia ficción. Estamos en el año 2025. Un policía con oscuro pasado llamado David Hoffman (Albert Dupontel, que pueden ubicarlo en Irreversible y Un Romance Eterno), sigue el rastro de de Manon (Mélanie Thierry), una chica que aparentemente había muerto hace algunos años, pero que parece viva y coleando, pero con unas extrañas marcas en el párpado izquierdo. Unido a la fuerza a otra policía (Marie Guillard) comienza a investigar el caso, que al poco rato, se ve enraizado al criminal Dimitri Nicolov, quien probablemente es también el asesino de la esposa de Hoffman. Las pistas los llevan a una clínica de cirugía plástica dirigida por la doctora Brügen (Marthe Keller) en la que se están realizando oscuros experimentos no sólo para extender la vida física, si no que también para preservar la memoria y los recuerdos. Es así que Hoffman descubre que parte o toda su existencia anterior ha sido borrada y cambiada por falsos recuerdos, mientras prosigue, con tozudez espartana, la búsqueda del secreto oculto detrás de Manon que, por cierto, también es el suyo…

Con esta premisa, Chrysalis avanza entre secuencias de acción muy bien medidas, diálogos un tanto estereotipados, actuaciones dignas y por supuesto, una banda sonora perfecta y un trabajo de fotografía abrumador, opresivo y asfixiante, capaz de sumergir al espectador en la oprobiosa realidad del año 2025 en colores opacos que ahondan la exhaustiva y terrible búsqueda de Hoffman. Y aunque en la cinta podemos encontrar incontables similitudes con otras películas del género, lo cierto es que se deja con ver agrado y que la hora y media que dura se pasa volando.

Además, se agradece el talento del director para evitar a toda costa las secuencias tipo Matrix a las que la galucha juvenil (bueno, ahora ya no tanto, jejejeje) se había acostumbrado. Con sobriedad y estilo, nos presenta interesantes secuencias de acción en las que el trabajo de cámara supera toda expectativa, convirtiendo estas secciones en piezas delicadas y correctamente tratadas.

Se las recomiendo. Un cine que aunque con su carga de influencias anteriores, todavía es interesante y aporta lo suyo a un género que de tanto en tanto, luce de capa caída, pero que gracias a estos singulares experimentos, logra volver a flotar en la superficie…

LA PELICULA
Chrysalis
(Chrysalis)
Dirigió Julien Leclercq
Produjo Franck Chorot
Escribieron Julien Leclercq, Nicolas Peufaillit, Franck Philippon y Aude Py
Fotografía de Thomas Hardmeier
Editó Thierry Hoss
Música de Jean-Jacques Hertz y François Roy
Actuaron Albert Dupontel, Estelle Lefébure, Marie Guillard, Marthe Keller, Mélanie Thierry, Alain Figlarz y otros tantos franchutes en roles secundarios…

4.06.2009

Cuando los Dinosuarios Gobernaban la Tierra XII


Anthony Phillips - Wise After the Event (1978)


Últimamente me estuve acordando de los discos que me marcaron cuando era chico, cuando recién estaba entrando en el maravilloso mundo del rock progresivo. Y uno de los primeros que se me vino a la mente, fue este Wise After the Event, el segundo álbum solista de Anthony Phillips, más conocido por la fanaticada prog como el primer guitarrista de Genesis.


Ok, debería haber empezado por comentar un disco de Genesis antes de hablar de Phillips, pero como este es un blog de amigos y cada quien hace lo que se le viene en gana, empiezo por este discazo que si bien no es tan-tan-tan prog, tiene los elementos básicos del estilo y nos muestra la introspectiva, pacífica y talentosa personalidad de Mr. Phillips que de muchacho estuvo en las filas de Genesis, junto a Mr. Gabriel y compañía, pero que no pudo soportar la presión de las giras y el público. Sufrió una crisis nerviosa y optó por convertirse en un ermitaño, y aunque la volada le duró varios años (no ha hecho muchas presentaciones en vivo), volvió a la música -por suerte- en la segunda mitad de los 70, con un discazo de aquellos llamado The Geese and the Ghost (1977), con bastantes influencias medievales y un par de temas grotescamente hermosos e inolvidables.


Al año siguiente, se despacho esta joyita, un disco entrañable, íntimo, reflexivo, medio ecologista, delicadamente melódico... Un manjar para disfrutar en silencio, a oscuras en una habitación, ojalá en vinilo. Y a pesar de la quietud de sus pistas, aún posee secuencias maravillosas en donde sus complejas escalas y armonías salen a relucir en gloria y majestad, de la mano de soberbias secciones de piano y guitarra.


Ya habrá tiempo de comentar sus maravillosas Private Parts and Pieces o aquel discazo que hizo con Guillermo Cazenave, The Fields of Englewood... Por ahora los dejo con este ALBUM, así con mayúsculas, una pieza monumental del progresivo, de la mano de uno de los guitarristas más talentosos, sensibles y mágicos de la escena prog mundial. Si lo ven por ahí, no duden en hacerse de él. Es una verdadera y completa obra de arte, desde sus primeros acordes hasta su maravilloso y tenue final...


EL DISCO
1. We're all as we lie (4:34)
2. Birdsong (7:30)
3. Moonshooter (5:52)
4. Wise after the event (8:45)
5. Pulling faces (4:32)
6. Regrets (5:15)
7. Greenhouse (3:00)
8. Paperchase (5:28)
9. Now what (are they doing to my little friends)? (8:30)
Bonus track en el CD:
10. Squirrel (4:28)

LOS MUSICOS
- Anthony Phillips / voz y armónica
+ Perkin Alanbeck / sintetizadores (2)
- Mel Collins / saxo (1), flauta (2)
- Jeremy Gilbert / teclados (7), arpa (9)
- Michael Giles / batería
- Rupert Hine / percussion, coros
- John G.Perry / bajo
- Robin Phillips / oboe
- Rodent Rabble / sonidos
- Humbert Ruse / batería (7)
- Vic Stench / bajo (7)
- The Vicar / guitarras, teclados
Orquesat conducida por Gilbert Biberian, arreglos de Anthony Phillips (6)

INFO DEL DISCO
Cd. Virgin OVD 322 (1991) / Cd. Virgin 261 069

4.01.2009

Deathwatch (2003)... Entre la guerra, la paranoia y buenas intenciones


Son escasas las películas que se arriesgan a hacer terror y suspenso fuera de los parámetros "normales" (por llamarlos de algún modo), establecidos, en especial, por la poderosa maquinaria gringa que nos bombardea con cintas de este tipo producidas en cadena, muchas de ellas, de poca calidad y destinadas al público adolescente y chillón de la galucha.

Deathwatch es uno de esos filmes que se sale de la norma. Aunque ni tanto. Proviene del Reino Unido y es una coproducción con Francia y Alemania, así es que por ahí va la mano. Todavía los que las llevan con buenas, interesantes y terroríficas ideas para hacer terror en estos momentos, son los japoneses. Pero las buenas ideas e intenciones también vienen de otras latitudes y hy que reconocer que en Europa, se han hecho experimentos criticables, pero al menos jugados e innovadores. Y Deathwatch es una de esas pruebas de fe, bastante digna por lo demás. Hay un par de actores conocidos por ahí. El protagonista es Jamie Bell, que luego de la entrañable Billy Elliot (2000), se metió en este proyecto del director y guionista Michael J. Basset, emplazado en medio de la Primera Guerra Mundial. Un grupo de soldados ingleses se halla a la deriva en medio del campo de batalla, entre neblina, humo, cadáveres y alambrados. Logran llegar a una trinchera laberíntica en donde se refugian. Descubren que es alemana y no tardan en percibir extraños sonidos y situaciones que desembocan en el hallazgo de un soldado germano con el que el joven soldado Charles Shakespeare (Bell) trata de comunicarse en francés. Durante la primera noche, la locura se desata. Los alambres de púas se convirten en brutales armas manejadas por una misteriosa fuerza, terminan con la vida de un tropa y a partir de agí, se genera la locura y la paranoia del destacamento inglés, partiendo por el desequilibrado comportamiento del Capitán Jennings (Laurence Fox), el salvajismo desatado del soldado Quinn (Andy Serkis, sí el mismísimo Gollum), la locura del soldado McNess y el extraño y atemorizante comportamiento del soldado Bradford (Hugh O'Connor), todo complementado por el comportamiento cada vez más errático del soldado alemán que tiene más injerencia en la histora de la que en un primer momento, sospechamos... Así, el espectador es testigo de la rápida degradación de los personajes de esta cinta, uno de cuyos mayores logros es justamente, la notable y putrefacta ambientación de la sucia trinchera alemana, asediada por la muerte, la lluvia sempiterna y despojos apenas reconocibles del mundo civilizado.

Ya lo dije, es un buen experimento, pero algo fallido. Hay influencias bastante notorias en su desarrollo y construcción. Por ahí hay algo de The Keep (1983), el notable y subvalorado debut de Michael Mann en el cine. Algo de Clive Barker también, en esa monstruosa animación vital de los alambrados; y algo también de la locura deforme de El Pelotón Perdido (1983, David A. Pryor). Un mix variopinto que se salva eso sí, por un par de elementos notables, la ya mencionada ambientación que logra con creces dotar cada minuto de una correcta sensación de claustrofobia y opresión, un delicado trabajo fotográfico que esboza el terror siempre oculto de la demoníaca trinchera y las actuaciones de la mayor parte del elenco, en especial del joven Bell, que logra traspasar al espectador el temor y la confusión de un personaje que no entiende mucho de lo que lo rodea, pero que intenta mantener sus convicciones en pie.

Y bueno, la segunda lectura es la de siempre: la guerra es una mierda, mata el cerebro, pone a hermanos contra hermano y toda esa sarta ética de film antibélico. Mejor es pensar en que, a pesar de sus defectos y varios hoyos en el guión, la peli se sostiene como un correcto film de terror y suspenso en un ambiente atípico, pero que de todas maneras, es en el que más horrores se ven...

LA PELICULA
Deathwatch
(Deathwatch)
2003
94 minutos
Dirigió y escribió Michael J. Basset
Produjeron Mike Downey, Frank Hübner y Sam Taylor
Fotografía de Hubert Taczanowski
Música de Curt Cress, Chris Weller y Robert Lane
Editó Anne Sopel
Actuaron Jamie Bell, Hugo Speer, Matthew Rhys, Andy Serkis, Rúaidhrí Conroy, Laurence Fox, Dean Lennox Kelly, Hugh O'Connor, Hans Matheson, Kris Marshall, Mike Downey y varios maniquíes envueltos en alambre de púas…