A comienzos de los 90, junto a mis compadres Pupo y Capitán Parra, ya éramos unos cinéfilos redomados. Además de ir a todos (los 3) cines de la ciudad todas las semanas, los domingos, para combatir la caña, arrendábamos cualquier película que encontráramos medianamente interesante y aunque eso abarcaba desde cine Z a soft porn, de repente nos enganchábamos con alguna que otra película sorprendente y develadora. Eso nos pasó con La Marca de la Pantera, que partimos arrendando porque la Natassja Kinski es más rica que sánguche de potito y existía la certera posibilidad de verla en pelotas y ojalá en una escena subida de tono.
La peli fue dirigida por Paul Schrader que como director ha tenido pocos aciertos (entre ellos, la notable Mishima y Affliction) mientras que sus fracasos son monumentales como Patty Hearst (1988) y la aburridísima Dominion: The Exorcist Prequel (2005), por sólo nombrar algunas de las cintas que ha dirigido con escaso éxito. Pero por otra parte, tenemos en Schrader un excelente guionista que ha sido capaz de crear obras poderosas e inmortales para el Séptimo Arte tales como Taxi Driver (1976), Raging Bull (1980), Mosquito Coast (1986) y The Last Temptation of Christ (1988). Es decir, este tipo es un gran escritor, pero un mediocre director… No por eso La Marca de la Pantera es una mala película, muy por el contrario, es un decente remake de la original de 1942, que lleva la historia de la “gente gato” a la actualidad, con frescura, momentos de suspenso bien logrados, correctas dosis de sangre y mucha tensión sexual entre sus protagonistas.
La historia comienza con la joven Irena Gallier (la hermosísima Kinski) arribando al sur profundo de los Estados Unidos, en donde conocerá a su hermano Paul (Malcolm McDowell, que con su rostro desquiciado ya lo dice todo). Se presentan, se cuentan algunas cosas, la chica trata de aclimatarse al lugar y paf!, el hermano desaparece misteriosamente. Al poco tiempo, una pantera ataca a una prostituta y luego, es capturada, yendo a parar al zoológico del lugar en donde Irena conoce a Oliver, un veterinario por el cual se siente atraída, eso hasta que la pantera escapa y coincidentemente, su hermano vuelve a aparecer, para contarle su origen y explicar aquellos deseos y emociones que la chica no comprende y que apenas puede controlar. Ambos, son herederos directos de una antigua raza que se mezcló con las panteras creando un híbrido único y poderoso. El problema es que la raza se ha mantenido así y debe seguir manteniéndose de una manera muy particular: sólo pueden procrear entre hermanos. A pesar que Irena exuda sexualidad por todas partes, no es tan caliente como para encamarse con su hermano y decide luchar contra el destino que la condena.
La peli tiene secuencias notables. Los recuerdos nebulosos de Paul de sus antepasados son terriblemente poéticos, mientras que ciertas secuencias gore también tienen un encanto único, como cuando Paul, convertido en pantera, le arranca un brazo a uno de los guardias, o cuando Irena se convierte en pantera mientras hace el amor con Oliver. Y si bien en algunas ocasiones, parece un tanto inconexa y que hay que reconocer que ninguno de los actores parece creerse mucho el cuento, la historia es entretenida y ágil, si es que no se le pide mucho… En fin, estamos hablando de ficción y terror, no de Fellini, así es que si la ve, olvídese un poquito de la formalidad y quédese con esta trama sencilla, aunque un tanto pervertida, la hermosa Natassja en todo su esplendor brindando un par de escenas de sexo muy-muy calentonas, un par de saltos en el sillón y la imperdible cara de McDowell haciendo lo que mejor sabe hacer, fruncir las cejas y mirar casi en picado, con esa expresión de demente sexual que tan bien le calza y que lo hace totalmente creíble en muchos momentos de la cinta.
No es una mala película. Tampoco es una lumbrera, pero es ideal para una noche de sábado, para pasar un buen rato y unos buenos sustos aderezados con varios borbotones se sangre…
LA PELICULA
La Marca de la Pantera
(Cat People)
1982
118 minutos
Dirigió Paul Schrader
Escrita por DeWitt Bodeen y Alan Ormsby
Produjo Charles Fries y el todopoderoso Jerry Bruckheimer
Editó Jacqueline Cambas
Música de Giorgio Moroder
Fotografía de John Bailey
Actuaron Nattasja Kinski, Malcom McDowell, John Heard, Annette O’Toole, Ruby Dee, Ed Begley Jr., y varias panteras bien amaestradas...
La peli fue dirigida por Paul Schrader que como director ha tenido pocos aciertos (entre ellos, la notable Mishima y Affliction) mientras que sus fracasos son monumentales como Patty Hearst (1988) y la aburridísima Dominion: The Exorcist Prequel (2005), por sólo nombrar algunas de las cintas que ha dirigido con escaso éxito. Pero por otra parte, tenemos en Schrader un excelente guionista que ha sido capaz de crear obras poderosas e inmortales para el Séptimo Arte tales como Taxi Driver (1976), Raging Bull (1980), Mosquito Coast (1986) y The Last Temptation of Christ (1988). Es decir, este tipo es un gran escritor, pero un mediocre director… No por eso La Marca de la Pantera es una mala película, muy por el contrario, es un decente remake de la original de 1942, que lleva la historia de la “gente gato” a la actualidad, con frescura, momentos de suspenso bien logrados, correctas dosis de sangre y mucha tensión sexual entre sus protagonistas.
La historia comienza con la joven Irena Gallier (la hermosísima Kinski) arribando al sur profundo de los Estados Unidos, en donde conocerá a su hermano Paul (Malcolm McDowell, que con su rostro desquiciado ya lo dice todo). Se presentan, se cuentan algunas cosas, la chica trata de aclimatarse al lugar y paf!, el hermano desaparece misteriosamente. Al poco tiempo, una pantera ataca a una prostituta y luego, es capturada, yendo a parar al zoológico del lugar en donde Irena conoce a Oliver, un veterinario por el cual se siente atraída, eso hasta que la pantera escapa y coincidentemente, su hermano vuelve a aparecer, para contarle su origen y explicar aquellos deseos y emociones que la chica no comprende y que apenas puede controlar. Ambos, son herederos directos de una antigua raza que se mezcló con las panteras creando un híbrido único y poderoso. El problema es que la raza se ha mantenido así y debe seguir manteniéndose de una manera muy particular: sólo pueden procrear entre hermanos. A pesar que Irena exuda sexualidad por todas partes, no es tan caliente como para encamarse con su hermano y decide luchar contra el destino que la condena.
La peli tiene secuencias notables. Los recuerdos nebulosos de Paul de sus antepasados son terriblemente poéticos, mientras que ciertas secuencias gore también tienen un encanto único, como cuando Paul, convertido en pantera, le arranca un brazo a uno de los guardias, o cuando Irena se convierte en pantera mientras hace el amor con Oliver. Y si bien en algunas ocasiones, parece un tanto inconexa y que hay que reconocer que ninguno de los actores parece creerse mucho el cuento, la historia es entretenida y ágil, si es que no se le pide mucho… En fin, estamos hablando de ficción y terror, no de Fellini, así es que si la ve, olvídese un poquito de la formalidad y quédese con esta trama sencilla, aunque un tanto pervertida, la hermosa Natassja en todo su esplendor brindando un par de escenas de sexo muy-muy calentonas, un par de saltos en el sillón y la imperdible cara de McDowell haciendo lo que mejor sabe hacer, fruncir las cejas y mirar casi en picado, con esa expresión de demente sexual que tan bien le calza y que lo hace totalmente creíble en muchos momentos de la cinta.
No es una mala película. Tampoco es una lumbrera, pero es ideal para una noche de sábado, para pasar un buen rato y unos buenos sustos aderezados con varios borbotones se sangre…
LA PELICULA
La Marca de la Pantera
(Cat People)
1982
118 minutos
Dirigió Paul Schrader
Escrita por DeWitt Bodeen y Alan Ormsby
Produjo Charles Fries y el todopoderoso Jerry Bruckheimer
Editó Jacqueline Cambas
Música de Giorgio Moroder
Fotografía de John Bailey
Actuaron Nattasja Kinski, Malcom McDowell, John Heard, Annette O’Toole, Ruby Dee, Ed Begley Jr., y varias panteras bien amaestradas...
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