2.29.2008

Para festejar a los hermanos Coen...

Ya que los hermanitos Coen se quedaron con cuatro Oscar (entre ellos Mejor Película) por su tremenda obra No Country for Old Men, vale la pena revisar parte de su notable filmografía, fértil en desbordantes guiones, secuencias memorables, personajes inolvidables, homenajes al cine clásico gringo de los 40 y 50 y por supuesto, de fuerza y vitalidad.

Hace un tiempo, ya comentamos la notable Miller's Crossing y de verdad que es difícil escoger sólo tres canapés de su no tan extensa, pero interesante lista de películas. De todas maneras, no está demás partir con Blood Simple (1984), su largometraje debut, una película totalmente influenciada por el cine negro de los años 50, en la que ya se vislumbraba su notable capacidad para construir diálogos y un extraño gusto por la violencia. Julian (Dan Hedaya), el dueño de una cantina, contrata a Loren Visser (M. Emmet Walsh), un detective privado bastante inescrupuloso, para que averigue si su esposa (Frances McDormand) lo está engañando. Al comprobar que ella lo traiciona con Ray (John Getz), uno de sus bartenders, Julian le ofrece a Visser una suculenta suma de dinero para que los asesine a ambos, pero el detective tiene en mente quedarse con mucho más que el dinero, para lo que deberá asesinar a todos los testigos de la infidelidad.

En verdad, es una película negra, en donde los Coen (como guionistas), ya juegan con el público que se convierte en testigo angustiado de los planes retorcidos de los protagonistas y también de cómo éstos también pueden ser brutalmente cambiados por el azar, aunque quizás el mayor logro del film es mantener el suspenso en base a los personajes que no tienen idea de lo que ocurre, mientras que el espectador sabe de cada uno de sus trucos y mentiras.


En cualquier listado decente de películas de los Coen, no puede faltar la desfachatada Barton Fink (1991), una de esas obras extrañas, que prácticamente no caben en ningún género específico, pero que otra vez está cargada de influencias de cine negro y comedia de igual tono. Aquí, John Turturro (en un papelazo!) es Barton Fink un dramaturgo que a comienzos de los 40 viaja a Hollywood para escribir el guión de una película, pero que una vez frente al papel en blanco sufre un esquizofrénico bloqueo creativo. Un afamado escritor caído en desgracia y alcohólico, Charlie Meadows (John Goodman), intenta ayudarlo de una forma muy particular, mientras Fink va involucrándose en un mundo tan extraño como desconocido para él, alejándose cada vez más de su objetivo principal, sumergiéndose en la paranoia. Otra vez se repite una excelente elaboración de ambientes y escenarios, notables diálogos (especialmente los encabezados por Goodman), y el traspaso al público de esa sensación opresiva de locura y encierro que caracteriza el viaje creativo de Barton Fink, cual Dante en el infierno. Y más aún, gracias al guión y la notable actuación de Turturro, descubrimos a un personaje lleno de contradicciones, de esos que amas u odias y de los pocos que se queda grabado en tu mente por largo tiempo.

Por último, por supuesto también hay que hablar de la notable Fargo (1996), donde otra vez, el dinero, el azar y la muerte son piezas fundamentales de una ajedrez estilísitico en el que la oficial Marge Gunderson (Frances McDormand, ganadora de un Oscar por este papel) intenta resolver un triple homicidio en el pequeño pueblo donde vive. El público ya sabe lo que ha ocurrido: los ineptos ladrones Carl (Steve Buscemi) y Gaear (Peter Stormare) han sido contratados por Jerry (William H. Macy) para secuestrar a su propia esposa y así, cobrarle un suculento rescate a su suegro Wade (Harve Presnell). Lo que ninguno de ellos sabe es que las cosas resultarán totalmente mal y el plan sufrirá severos cambios, principalmente debido a la estupidez de los secuestradores y a la feble personalidad de Jerry, mientras Marge intenta unir las piezas del rompecabezas que lentamente se irán cubriendo de más muertes y sangre.

A lo menos, una película brillante, con una estupenda fotografía, notables actuaciones y una desenlace bastante violento.

Tres imperdibles, de verdad. Aunque sus otros películas no son menores, otro día hablaremos de Educando a Arizona (1987), Oh, Hermando Dónde Estás? (2000) o El Gran Lebowski (1998), pero por ahora les recomiendo sinceramente estas tres, sobre todo para los que recién vienen conociendo a los Coen y su maravilloso, extraño y oscuro mundo...

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