Esta es un clásico del cine Z. No hubiese podido verla y aprender de esta película si en Antofagasta, así como en cada ciudad de Chile, no hubiese existido una sala de cine como la del Rex. Es que se los juro, me acuerdo de esta película y todavía me parece un logro casi olímpico el haberla visto y aún retenerla en la memoria.
Su director, Hubert Frank, jamás será recordado. De hecho, no existe una sola biografía de este personaje en internet, aunque se nota por los pocos datos disponibles, que siempre se dedicó a hacer películas de baja estofa, consagradas al desnudo gratuito y carentes de roda originalidad. Información de la película, poca. Apenas algunas menciones en ciertos blogs (como este) que se dedican a rescatar lo más freak y oscuro del cine. Delito en la Playa del Vicio es una de esas extrañas bellezas feas, una película execrable, con un guión malísimo, actuaciones horrendas, fotografía de principiantes, cero dirección, muchos desnudos… Una perfecta película Z de esas que da gusto ver en una sala de cine chanta, un jueves por la tarde, entre 2001 y algún western setentero.
Porque de repente, a eso íbamos al Rex, simplemente a ver minas en pelota y Delito... tiene de sobra. Conocida también como El Ángel y las Bestias o Triángulo de Lujuria, narra (?) la historia de Susan (Patricia Adriani), una chica bastante casquivana que es amante de Tom, un tipo con pinta de gángster italiano con tisis que corre el riego de ser asesinado por su esposa si continúa con el adulterio. Un paseo en avioneta casi termina en catástrofe, lo que obliga a Susan a tirarse en paracaídas a una isla que parece desierta, pero que es habitada por un montón de motoqueros con pinta de pandilleros que cazan a Susan y la convierten en un juguete sexual. Y si ahí la historia ya era confusa, de aquí en adelante se convierte en una sucesión de encuentros sexuales algo violentos, mientras no sabemos qué diablos pensaba Tom realmente ni porque uno de los pandilleros se engancha de Susan ni porque ella, a pesar de toda la violencia y sumisión en que vive, de todas maneras parece disfrutarlo.
Mala, mala, mala… Por donde se la mire. Pero es un clásico. Es de la época aquella en que ver una pechuga era suficiente para masturbarse. Aquella era en que las minas no se hacían cortes ridículos en el vello púbico ni tenían que usar silicona para verse bellas. Esa época en que los cines también servían como nidos de palomas y podías ver los guarenes corriendo frente a la pantalla; esos años nostálgicos en los que salías picado por una docena de pulgas de la sala que podía derrumbarse sobre tu cabeza en cualquier momento, mientras disfrutabas de un rotativo triple por 500 pesos. Esa época en cada película podía convertirse en un clásico, incluso Delito en la Playa del Vicio, una cinta que todos aquellos que se quejan por la explotación femenina deberían tener como caballito de batalla si lograran encontrarla aunque sea en VHS porque es tan mala y cutre que hasta los más fanáticos del cine en sus más deleznables expresiones la han borrado de su disco duro. Insisto, es un film que no posee un guión, plagado de malas actuaciones, sin ningún sentido medianamente perceptible, pero aún así, un gran y maravilloso recuerdo de aquellas tardes en el Rex, cuando todo era sorprendente y novedoso, cuando no importaba el sonido tarriento de parlantes decadentes ni ver las quemadas de cigarro en la cinta antes de acabar el rollo que, por cierto, a veces demoraba minutos en ser repuesto por el carrete siguiente…
Buenos tiempo aquellos… Irrecuperables por lo demás. Pura nostalgia concentrada en la pésima seguidilla de desastres que Delito en la Playa del Vicio, una de esas películas que ni siquiera se han vendido al cable, que valdría la pena sepultar y olvidar, pero que con el tiempo se ha convertido, por lo menos para mí, en un nostálgico paradigma de los buenos tiempo del cine, aquellos en que incluso en los afiches subidos de tono, las partes íntimas de los actores eran cubiertas por nada hábiles manos de pintores que dibujaban calzoncillos, tangas y sostenes de colores chillones…
LA PELICULA
Delito en la Playa del Vicio
(Teufelscamp Der Verlorenen Frauen)
1977
82 minutos
Dirigió Hubert Frank
Produjeron José Maesso y Dieter Rauh
Escribieron Hubert Frank y José Maesso
Música de Gerhard Heinz y Adolfo Waitzman
Fotografía de Paco Joan
Su director, Hubert Frank, jamás será recordado. De hecho, no existe una sola biografía de este personaje en internet, aunque se nota por los pocos datos disponibles, que siempre se dedicó a hacer películas de baja estofa, consagradas al desnudo gratuito y carentes de roda originalidad. Información de la película, poca. Apenas algunas menciones en ciertos blogs (como este) que se dedican a rescatar lo más freak y oscuro del cine. Delito en la Playa del Vicio es una de esas extrañas bellezas feas, una película execrable, con un guión malísimo, actuaciones horrendas, fotografía de principiantes, cero dirección, muchos desnudos… Una perfecta película Z de esas que da gusto ver en una sala de cine chanta, un jueves por la tarde, entre 2001 y algún western setentero.
Porque de repente, a eso íbamos al Rex, simplemente a ver minas en pelota y Delito... tiene de sobra. Conocida también como El Ángel y las Bestias o Triángulo de Lujuria, narra (?) la historia de Susan (Patricia Adriani), una chica bastante casquivana que es amante de Tom, un tipo con pinta de gángster italiano con tisis que corre el riego de ser asesinado por su esposa si continúa con el adulterio. Un paseo en avioneta casi termina en catástrofe, lo que obliga a Susan a tirarse en paracaídas a una isla que parece desierta, pero que es habitada por un montón de motoqueros con pinta de pandilleros que cazan a Susan y la convierten en un juguete sexual. Y si ahí la historia ya era confusa, de aquí en adelante se convierte en una sucesión de encuentros sexuales algo violentos, mientras no sabemos qué diablos pensaba Tom realmente ni porque uno de los pandilleros se engancha de Susan ni porque ella, a pesar de toda la violencia y sumisión en que vive, de todas maneras parece disfrutarlo.
Mala, mala, mala… Por donde se la mire. Pero es un clásico. Es de la época aquella en que ver una pechuga era suficiente para masturbarse. Aquella era en que las minas no se hacían cortes ridículos en el vello púbico ni tenían que usar silicona para verse bellas. Esa época en que los cines también servían como nidos de palomas y podías ver los guarenes corriendo frente a la pantalla; esos años nostálgicos en los que salías picado por una docena de pulgas de la sala que podía derrumbarse sobre tu cabeza en cualquier momento, mientras disfrutabas de un rotativo triple por 500 pesos. Esa época en cada película podía convertirse en un clásico, incluso Delito en la Playa del Vicio, una cinta que todos aquellos que se quejan por la explotación femenina deberían tener como caballito de batalla si lograran encontrarla aunque sea en VHS porque es tan mala y cutre que hasta los más fanáticos del cine en sus más deleznables expresiones la han borrado de su disco duro. Insisto, es un film que no posee un guión, plagado de malas actuaciones, sin ningún sentido medianamente perceptible, pero aún así, un gran y maravilloso recuerdo de aquellas tardes en el Rex, cuando todo era sorprendente y novedoso, cuando no importaba el sonido tarriento de parlantes decadentes ni ver las quemadas de cigarro en la cinta antes de acabar el rollo que, por cierto, a veces demoraba minutos en ser repuesto por el carrete siguiente…
Buenos tiempo aquellos… Irrecuperables por lo demás. Pura nostalgia concentrada en la pésima seguidilla de desastres que Delito en la Playa del Vicio, una de esas películas que ni siquiera se han vendido al cable, que valdría la pena sepultar y olvidar, pero que con el tiempo se ha convertido, por lo menos para mí, en un nostálgico paradigma de los buenos tiempo del cine, aquellos en que incluso en los afiches subidos de tono, las partes íntimas de los actores eran cubiertas por nada hábiles manos de pintores que dibujaban calzoncillos, tangas y sostenes de colores chillones…
LA PELICULA
Delito en la Playa del Vicio
(Teufelscamp Der Verlorenen Frauen)
1977
82 minutos
Dirigió Hubert Frank
Produjeron José Maesso y Dieter Rauh
Escribieron Hubert Frank y José Maesso
Música de Gerhard Heinz y Adolfo Waitzman
Fotografía de Paco Joan
Actuaron Patricia Adriani, Bárbara Rey, José Antonio Ceinos, Miguel Ángel Godó, Eric Wedekind, José Luis Alexandre, Florentino Alonso, Brigitte Stein, Alexander Alleson, Andrés Santana y un montón de tipos y tipas semidesnudos…