Domingo por la tarde. Cindy y yo buscamos algo qué ver en medio de una marea de canales en el cable, todos con una programación más que mediocre. Nos encontramos de pronto en Cinemax con Pudor, una película española con muy buenas referencias y que Cindy había visto por pedazos unos días antes, así es que como estaba empezando, decidimos seguirle el hilo.
Voy a tratar de ser breve y conciso. Siento que en España al igual que en Argentina e incluso aquí en Chilito, existe la costumbre de aplaudir e inflar filmes que si bien son buenos y hasta interesantes, no aportan nada más que un buen rato de entretención o cebolla fina. Y eso fue lo que me pasó con Pudor que si bien engancha y cuenta con actuaciones notables (en especial de la pareja protagónica), no es más que otra película para pasar el rato, con ingredientes tomados de muchas cintas anteriores y con historias que no trascienden más allá de un rato después de terminados lo créditos y que ha sido demasiado inflada por la crítica y la prensa, en especial en su país de origen.
Varias historias se mezclan en la cinta, todas ellas relacionadas al temor que tenemos de contar ciertas cosas a nuestros amigos y familiares más cercanos, aquel pudor un tanto inexplicable que nos lleva a cortar la comunicación con el mundo exterior y guardarnos lo que realmente sentimos. Alfredo (Nacho Novo) se entera que tiene cáncer y que su tiempo de vida es limitado. Quizás por esta razón decide echarse una canita al aire y tirarle los corridos a su secretaria, Gloria (Carolina Román), mientras que Julia (Elvira Mínquez), su esposa, insatisfecha sexualmente y aburrida de su vida familiar, comienza a recibir mensajes subidos de tono de un admirador secreto. Por otra parte, la libido de su hija comienza a despertar, signada por la atracción que siente por una compañera de curso, mientras que el hijo menor asegura ver y conversar con fantasmas que deambulan por el barrio de clase media donde viven. Por último, el abuelo (Celso Bugallo) sufre la pérdida de su esposa (hecho con que comienza la película) y busca una nueva y quizás última oportunidad de disfrutar y rehacer su vida.
Con estos elementos, los hermanos Ulloa narran en forma bastante dispareja las historias que caminan paralelas y que se entrelazan en algunos momentos, dejando algunas lagunas en el espectador que sólo la tremenda capacidad actoral de sus protagonistas logra borrar. Digo dispareja, porque hay muchos cabos sueltos en cada una de las historias (a excepción de la narración de la pareja protagónica), situaciones que no resuelven completamente y cuyo origen también es débil y sin sentido. Que el niño vea fantasmas no tiene mayor ingerencia en la historia global, menos su inocente enamoramiento de la pequeña hija de una pareja de amigos de Alfredo y Julia. El despertar sexual de Marisa es igual que tantos otros cientos vistos y revistos en pantalla, mientras que la historia del abuelo se diluye en pocas escenas sin mucha profundidad y que no logran abarcar el inmenso y solitario mundo de un anciano que busca seguir con su vida, aunque ya tiene el tiempo en contra.
A eso, hay que sumar la estética a lo Amores Perros de la película: mucha cámara en mano, filtros, algunos colores recargados y musiquita instrumental medio ambient que no aportan nada a la historia. Es más, las mejores y más deliciosas escenas ocurren cuando los Ulloa se atreven a colocar la cámara sobre un trípode y hacer planos decentes, significantes y llenos de intención… Se le agradece al señor González Iñarritú su increíble aporte al cine latinoamericano, pero a decir verdad, ya estoy chato de los realizadores posteriores que han asumido la estética del mexicano casi como una forma dogmática de hacer cine. En serio, cabrea…
De todas maneras, a pesar de mis críticas y comentarios, debo reconocer que la cinta se sostiene y uno llega hasta a encariñarse con algunos de los personajes. Debo insistir en que el trabajo de todos los actores es sensacional y que sobre sus hombros reposa el valor de una película que no sorprende y que a pesar de sus buenas intenciones, no fue capaz de sacarse el pudor de encima.
LA PELICULA
Pudor
(Pudor)
2007
100 (?) minutos
Dirigieron David y Tristán Ulloa
Produjo José Antonio Félez
Guión de Tristán Ulloa, basado en la novela Abril Rojo de Santiago Roncagliolo
Editó Nacho Ruiz Capillas
Música de David Crespo
Fotografía de David Omedes
Actuaron Nacho Novo, Elvira Mínguez, Celso Bugallo, Joaquín Climent, Nuria González, Natalia Rodríguez, Carolina Román, Marcos Ruiz, Lorena Mateo, Manolo Solo, entre otros…
Voy a tratar de ser breve y conciso. Siento que en España al igual que en Argentina e incluso aquí en Chilito, existe la costumbre de aplaudir e inflar filmes que si bien son buenos y hasta interesantes, no aportan nada más que un buen rato de entretención o cebolla fina. Y eso fue lo que me pasó con Pudor que si bien engancha y cuenta con actuaciones notables (en especial de la pareja protagónica), no es más que otra película para pasar el rato, con ingredientes tomados de muchas cintas anteriores y con historias que no trascienden más allá de un rato después de terminados lo créditos y que ha sido demasiado inflada por la crítica y la prensa, en especial en su país de origen.
Varias historias se mezclan en la cinta, todas ellas relacionadas al temor que tenemos de contar ciertas cosas a nuestros amigos y familiares más cercanos, aquel pudor un tanto inexplicable que nos lleva a cortar la comunicación con el mundo exterior y guardarnos lo que realmente sentimos. Alfredo (Nacho Novo) se entera que tiene cáncer y que su tiempo de vida es limitado. Quizás por esta razón decide echarse una canita al aire y tirarle los corridos a su secretaria, Gloria (Carolina Román), mientras que Julia (Elvira Mínquez), su esposa, insatisfecha sexualmente y aburrida de su vida familiar, comienza a recibir mensajes subidos de tono de un admirador secreto. Por otra parte, la libido de su hija comienza a despertar, signada por la atracción que siente por una compañera de curso, mientras que el hijo menor asegura ver y conversar con fantasmas que deambulan por el barrio de clase media donde viven. Por último, el abuelo (Celso Bugallo) sufre la pérdida de su esposa (hecho con que comienza la película) y busca una nueva y quizás última oportunidad de disfrutar y rehacer su vida.
Con estos elementos, los hermanos Ulloa narran en forma bastante dispareja las historias que caminan paralelas y que se entrelazan en algunos momentos, dejando algunas lagunas en el espectador que sólo la tremenda capacidad actoral de sus protagonistas logra borrar. Digo dispareja, porque hay muchos cabos sueltos en cada una de las historias (a excepción de la narración de la pareja protagónica), situaciones que no resuelven completamente y cuyo origen también es débil y sin sentido. Que el niño vea fantasmas no tiene mayor ingerencia en la historia global, menos su inocente enamoramiento de la pequeña hija de una pareja de amigos de Alfredo y Julia. El despertar sexual de Marisa es igual que tantos otros cientos vistos y revistos en pantalla, mientras que la historia del abuelo se diluye en pocas escenas sin mucha profundidad y que no logran abarcar el inmenso y solitario mundo de un anciano que busca seguir con su vida, aunque ya tiene el tiempo en contra.
A eso, hay que sumar la estética a lo Amores Perros de la película: mucha cámara en mano, filtros, algunos colores recargados y musiquita instrumental medio ambient que no aportan nada a la historia. Es más, las mejores y más deliciosas escenas ocurren cuando los Ulloa se atreven a colocar la cámara sobre un trípode y hacer planos decentes, significantes y llenos de intención… Se le agradece al señor González Iñarritú su increíble aporte al cine latinoamericano, pero a decir verdad, ya estoy chato de los realizadores posteriores que han asumido la estética del mexicano casi como una forma dogmática de hacer cine. En serio, cabrea…
De todas maneras, a pesar de mis críticas y comentarios, debo reconocer que la cinta se sostiene y uno llega hasta a encariñarse con algunos de los personajes. Debo insistir en que el trabajo de todos los actores es sensacional y que sobre sus hombros reposa el valor de una película que no sorprende y que a pesar de sus buenas intenciones, no fue capaz de sacarse el pudor de encima.
LA PELICULA
Pudor
(Pudor)
2007
100 (?) minutos
Dirigieron David y Tristán Ulloa
Produjo José Antonio Félez
Guión de Tristán Ulloa, basado en la novela Abril Rojo de Santiago Roncagliolo
Editó Nacho Ruiz Capillas
Música de David Crespo
Fotografía de David Omedes
Actuaron Nacho Novo, Elvira Mínguez, Celso Bugallo, Joaquín Climent, Nuria González, Natalia Rodríguez, Carolina Román, Marcos Ruiz, Lorena Mateo, Manolo Solo, entre otros…
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